De un Villano entrometido.
HOY: De admiradores, secretos y bodegas.
Fiel a mi estilo de documentar eventos extraños, pero verídicos, que suceden en el mundo de la narración oral (universo raro, ya de por sí), hace unas semanas, me fui a la Bodega del Café Tortoni en Av. de Mayo 825, Buenos Aires. Allí presenta sus espectáculos, desde hace varios años, el Grupo Cuentos y Encuentros, formado por Lucía Andrada, Carmen Blanch, Emma Di Marzo, Betty Ferkel, Gisele Glasman y Clía Tasso, bajo la dirección de Juan Parodi.
Ahora bien, todos sabemos que el escenario enamora. Es algo irresistible e imprevisible. Debe de ser magia o perspectiva, no lo sé, pero desde ahí arriba, uno se ve más alto, más flaco, más atractivo, más simpático, más inteligente, más todo (¿Dónde hay un escenario, que me subo?). Tanto cautiva la escena que las narradoras del Grupo Cuentos y Encuentros se han conseguido ¡un admirador secreto! (No por nada el grupo se llama así.)
Sí, por lo que me enteré, hay un caballero mayor que no quiere darse a conocer (sus motivos tendrá) y que, de vez en cuando, se da una vuelta por la bodega del Tortoni, para ver a sus contadoras de cuentos favoritas. A veces, les deja chocolates como ofrenda. La tarde en la que estuve yo, ¡les llevó una caja de bombones de fruta! ¡Un primor!
Por supuesto, las narradoras no conocen a este admirador secreto (claro, si no, no sería secreto). Cuando él le entrega subrepticiamente sus obsequios sinceros al director de la compañía, ellas están tras bambalinas, esperando el pie para iniciar el espectáculo. Así que se tejen las más variadas hipótesis.
Esto que les voy a contar ahora no lo sabe todo el mundo porque, con mi credencial de cronista cuentera (Cx3), tengo acceso privilegiado tras bastidores (no por nada trabajo para la Agencia de Noticias NarraNews). El día de los bombones de frutas, entregados puntualmente por el director en el “tercer tiempo” privado del grupo, las narradoras sometieron a Juan Parodi a un intenso interrogatorio respecto de la identidad de este caballero. Poco faltó para que llamaran a un dibujante, para hacer un retrato hablado, como en las películas policiales. Luego, decidieron rendirle honores al obsequio en el próximo ensayo (la narración oral engorda). Así que, señor admirador secreto, yo le digo que las tiene aleladas y en ascuas. ¡Bravo!
Al resto de las damas cuenteras, no se preocupen. Una nunca sabe lo que genera desde el escenario con esto del hechizo de los cuentos. Quién les dice, capaz que hay más de un admirador secreto revoloteando por el interesantísimo mundo de la narración oral. Sólo es cuestión de estar alertas…
HOY: De admiradores, secretos y bodegas.
Fiel a mi estilo de documentar eventos extraños, pero verídicos, que suceden en el mundo de la narración oral (universo raro, ya de por sí), hace unas semanas, me fui a la Bodega del Café Tortoni en Av. de Mayo 825, Buenos Aires. Allí presenta sus espectáculos, desde hace varios años, el Grupo Cuentos y Encuentros, formado por Lucía Andrada, Carmen Blanch, Emma Di Marzo, Betty Ferkel, Gisele Glasman y Clía Tasso, bajo la dirección de Juan Parodi.
Ahora bien, todos sabemos que el escenario enamora. Es algo irresistible e imprevisible. Debe de ser magia o perspectiva, no lo sé, pero desde ahí arriba, uno se ve más alto, más flaco, más atractivo, más simpático, más inteligente, más todo (¿Dónde hay un escenario, que me subo?). Tanto cautiva la escena que las narradoras del Grupo Cuentos y Encuentros se han conseguido ¡un admirador secreto! (No por nada el grupo se llama así.)
Sí, por lo que me enteré, hay un caballero mayor que no quiere darse a conocer (sus motivos tendrá) y que, de vez en cuando, se da una vuelta por la bodega del Tortoni, para ver a sus contadoras de cuentos favoritas. A veces, les deja chocolates como ofrenda. La tarde en la que estuve yo, ¡les llevó una caja de bombones de fruta! ¡Un primor!
Por supuesto, las narradoras no conocen a este admirador secreto (claro, si no, no sería secreto). Cuando él le entrega subrepticiamente sus obsequios sinceros al director de la compañía, ellas están tras bambalinas, esperando el pie para iniciar el espectáculo. Así que se tejen las más variadas hipótesis.
Esto que les voy a contar ahora no lo sabe todo el mundo porque, con mi credencial de cronista cuentera (Cx3), tengo acceso privilegiado tras bastidores (no por nada trabajo para la Agencia de Noticias NarraNews). El día de los bombones de frutas, entregados puntualmente por el director en el “tercer tiempo” privado del grupo, las narradoras sometieron a Juan Parodi a un intenso interrogatorio respecto de la identidad de este caballero. Poco faltó para que llamaran a un dibujante, para hacer un retrato hablado, como en las películas policiales. Luego, decidieron rendirle honores al obsequio en el próximo ensayo (la narración oral engorda). Así que, señor admirador secreto, yo le digo que las tiene aleladas y en ascuas. ¡Bravo!
Al resto de las damas cuenteras, no se preocupen. Una nunca sabe lo que genera desde el escenario con esto del hechizo de los cuentos. Quién les dice, capaz que hay más de un admirador secreto revoloteando por el interesantísimo mundo de la narración oral. Sólo es cuestión de estar alertas…
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5 comentarios:
Doy fe que todo lo del admirador secreto, bombones y etceteras es verdad. Ahora bien: los cuentos... los escuchaste?
ese grupo es muy bueno soy fan tambien de sus presentaciones
¿Quién es el admirador secreto de las chicas? Cuenten...
SI!!! Que se descubra el admirador secreto!!! Nosotras (las seis) tambien queremos saberlo!!!
sin lugar a dudas es uno de los mejores grupos de narradores, cada una de sus representaciones se disfrutan mucho y enriquecen el ama.
Lucrecia Bueno
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