martes, 24 de junio de 2008

Espectáculos

Cultural Cóndor Huasi
Un rincón para la creatividad

presenta el ciclo:

Cuentos D a 2
Espectáculos de narración oral para adultos.

Gabriela Villano narrará acompañada cada mes por un invitado distinto.
Diferentes estilos y repertorios para alegrarte la tarde con cuentos variados.

Viernes 11 de julio a las 18.30:
Betty Ferkel y Gabriela Villano

Entrada libre, salida a la gorra.

Crónicas contables 31

Hoy: de cuentos, madres y juglares.

Dijo Adolfo Bioy Casares alguna vez: “Nadie somete a pruebas tan duras nuestra capacidad para la convivencia como una madre.”

Con esta idea rondándome la cabeza, el domingo 22 de junio fui a ver “La madre que nos parió”, un espectáculo de narración oral y juglaría con cuentos de madres a cargo de Claudio Ledesma y Juan Ignacio Jafella. Se trata de una propuesta interesante que combina dos estilos de contar historias muy diferentes y atractivos por derecho propio: el del narrador oral y el del juglar-bululú.

Según un apunte que gentilmente me acercó Claudio Ledesma, “El juglar-bululú es un actor que va contando los elementos narrativos del texto interpretado y que sabe diferenciar claramente, vocal y gestualmente, a los personajes que van apareciendo, en una actitud que se confunde con la “personación” del teatro normativo. Este actor realiza múltiples y sucesivas identificaciones y vuelve sistemáticamente a sus actitudes y modos de narrador oral: “Ahora habla el juez”, “Ahora habla el escribano”, “Ahora habla la dueña”, “Ahora habla el Doctor”. Su característica fundamental es que siempre tiene en cuenta al público y su entorno; él no tiene espectadores sino interlocutores, están delante de él, los mira, se gira en redondo para que todos los que lo rodean puedan escuchar y ver, puede incluso repetir un pasaje si cree que un sector del público no se ha enterado, o detenerse en el momento más interesante para pedir dinero, improvisa según la situación y vuelve al hilo de su narración que no ha memorizado, sino que ha aprehendido para poder manipularla según su necesidad.” Todos los días se aprende algo nuevo.

Fue así que, a través de los relatos variados de Claudio y de Juan Ignacio, pudimos disfrutar de distintos “modelos” de madres que nos emocionaron, nos hicieron reír, nos dieron ganas de llamar urgente a un psicólogo y, por qué no, decirnos a nosotros mismos: “Madre hay una sola… gracias a Dios.”

“La madre que nos parió” se ofrece todos los domingos de junio en la Sala Boedo XXI, Boedo 853. En julio, Claudio y Juan Ignacio se irán con este espectáculo a La Plata. Es cuestión de estar atentos. Vale la pena.


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Cuentos por el mundo 9

A través del Taller de Narradores Orales de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina, se está coordinando un encuentro de narradores orales “Villacuento 2008”.

Este encuentro se realizará en el auditorio de dicha Universidad del 15 al 17 de agosto de 2008. Entre las actividades programadas figuran mesas redondas y el dictado de talleres de narración oral a cargo de Niré Collazo (Uruguay), Laura Legnazzi (Córdoba), Juan José Decuzzi y Claudio Ledesma (Buenos Aires), y de técnica vocal para narradores y docentes a cargo de Alicia Hernandez. También habrá una rueda de cuentos para todo público en la que narrarán los invitados especiales y se dará un espectáculo interdisciplinario con la participación de todos los talleres del Programa de Extensión Universitaria para Adultos Mayores de la Universidad de Villa María.

Queda hecha la invitación, entonces, para todos aquellos que tengan ganas de disfrutar de los cuentos y de seguir haciéndolos rodar por el mundo. No se lo pierdan.

Para informes, comuníquense con Alicia Perrig:
ryaperrig@yahoo.com.ar

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Crónicas contables 30

Hoy: cuentos fraccionados en bodega

Después de semejante título críptico, les cuento que el viernes 20 de junio me fui con mi credencial de la Agencia de Noticias Narranews a cubrir el estreno de “Firmado: Oscar Wilde”, espectáculo de narración oral del grupo Cuentos y Encuentros en su séptima temporada consecutiva en la bodega del Café Tortoni de Buenos Aires.

El grupo actualmente está formado por las narradoras orales Carmen Blanch, Betty Ferkel, Gisell Glasman y Clía Tasso, con la dirección de Juan Parodi.

Ya muchos estábamos al tanto de que, por más que los cuentos estuvieran adaptados a la oralidad, dos (“El crimen de Lord Savile”, por Betty Ferkel, y “El fantasma de Canterville”, por Carmen Blanch) se presentarían fraccionados, por ser demasiado extensos, lo cual generó en mí (y como supe después, en las integrantes del grupo) varias incógnitas: ¿Dónde interrumpir el cuento? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo crear suspenso y que el público supiera que iba a continuar, sin decirlo explícitamente? ¿Cómo retomar el hilo de la trama? Sé que durante los ensayos hasta se llegó a sugerir que alguna de las narradoras se cubriera con una sábana y pasara con un cartel que dijera “Continuará…”. Por suerte, durante el espectáculo, las dos narradoras, cada una a su modo y respetando el tono de su relato, consiguieron salvar el obstáculo con éxito y continuar con sus historias después de las pausas, sin confundir a los espectadores y sin que se perdiera la ilación.

La selección de historias fue un abanico reducido de la amplia y diversa obra de Oscar Wilde, con una semblanza del autor al principio y al final del espectáculo a cargo de Clía Tasso. Además de los dos relatos antes mencionados, Gisell Glasman narró “El cumpleaños de la infanta”. Todo el espectáculo se desarrolló en un marco escénico sin estridencias y sencillo, desde la banda de sonido hasta el vestuario de las narradoras. Fue así que el grupo Cuentos y Encuentros nos llevó de paseo por cuentos en los que sobrevolaba el humor sutil e irónico de Wilde y todo su encanto puesto al servicio de la nostalgia, el brillo mordaz y la emoción, para el disfrute del público interlocutor.


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domingo, 15 de junio de 2008

Cine cuentero 13: El perfume, historia de un asesino (2006)

Esta película, que se estrenó en la Argentina a principios de 2007, fue dirigida por Tom Tykwer y se basa en la novela homónima del escritor alemán Patrick Süskind. Cuenta la historia de Jean-Baptiste Grenouille (Ben Whishaw), un asesino misántropo, sociópata y con el sentido del olfato sumamente desarrollado, que busca el aroma perfecto asesinando doncellas vírgenes y apenas en flor. De paso, aprende a influenciar a las personas mediante los perfumes.

Filmar esta película fue todo un desafío, porque un espectador no puede percibir los olores que emanan desde la pantalla de cine (todavía). Y la novela se basa fuertemente en imágenes y experiencias olfativas. Pero el director superó el desafío. Incluso hay escenas visuales acompañadas por una muy buena banda de sonido en las que casi podemos llegar a “oler” lo que aparece en pantalla. ¿Cómo? Magia. Creo que sólo se trata de abrir la mente a las imágenes y sonidos, y tratar de imaginar qué aroma tendrían.

Como bien se aclara en la película, si el nombre de Grenouille ha sido olvidado hoy en día es porque fue un experto en un arte que no deja rastros en la Historia: el reino momentáneo de las esencias. Si ustedes quieren hacer un paralelo entre la fugacidad de una estela de perfume en el aire y los cuentos etéreos narrados a viva voz, entre las asociaciones y emociones que despierta involuntariamente una fragancia y también un relato, están en libertad de hacerlo.

En toda la película hay un narrador en off (John Hurt en la versión en inglés) que nos cuenta determinados detalles vitales y nos pone en tema. De lo contrario, esta bien podría ser una película muda. Los diálogos son casi mínimos.

Hay una pequeña escena de narración oral en la película (que no aparece en la novela), cuando el maestro perfumista Giuseppe Baldini (Dustin Hoffman), sentado en su taller, le explica a su nuevo ayudante, Grenouille, la cantidad de notas y de capas que forman un perfume. Según Baldini, hay tres capas, la superior, la media y la base, y cada una de ellas está formada por cuatro notas. Es entonces cuando Baldini le cuenta a su discípulo una leyenda sobre la misteriosa nota número trece que une a todas las demás y que puede poner al mundo en suspenso, de tan poderosa que es. La 13º nota, hallada en un perfume en una tumba egipcia, nunca pudo ser identificada y sigue siendo un misterio, según Baldini.

Por supuesto, como toda leyenda, la narración termina de manera abierta, anticlimática, pero es muy lindo ver a Dustin Hoffman entusiasmado contando esa historia con todo el corazón, convencido de su veracidad. Y como suele suceder con los cuentos (hay que tener cuidado a quién uno se los cuenta), la historia de esa 13º esencia obsesiona y pone en la búsqueda del perfume perfecto a este asesino de muchachas vírgenes. Así les extrae su verdadera esencia (con todo lo que significa esa frase ) o perfume corporal mediante una técnica de perfumería, hasta que se topa con la muchacha número 13 y, sobre todo, con su padre, oponente de cuidado. Pero Grenouille necesita completar su colección y terminar su perfume pleno de amor y belleza con todas las 13 notas.

¿Quieren más? Destapen un buen frasco de perfume, echen unas gotas al viento… y lean la novela o vean la película.

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Crónicas contables 29

De un Villano a la distancia.

Hoy: De cuentos y recuerdos

Las Madres de Plaza de Mayo inauguraron el 6 de junio ppdo. su espacio cultural en la tristemente célebre Escuela de Mecánica de la Armada. Bajo el nombre "Nuestros Hijos", el lugar donde antes funcionó el centro clandestino de detención y torturas de la ESMA durante la dictadura abrió sus puertas al público el 6 de junio. Allí se proyectarán películas, habrá debates y shows musicales de miércoles a domingo con entrada libre y gratuita.

En la inauguración, se presentaron, entre otros, Rafael Spregelburd, Juan Falú, Liliana Hecker, Sylvia Iparraguirre, Martín Kohan y Aníbal Jarkowski.

Como no podía ser de otra manera, los cuentos también dijeron “presente” en este espacio cultural recuperado. El domingo 8 de junio a las 17.30, la narradora oral Gimena Blixen (sumamente honrada y conmovida) se presentó allí con sus cuentos para niños y jóvenes. Los domingos restantes, hasta el 29, se presentarán Marta Guma y Gabriela Minardi, siempre a las 17.30.

El Espacio Cultural Nuestros Hijos, ubicado en Avenida del Libertador 8465, está dirigido artísticamente por la compositora y cantante Teresa Parodi. Damos la bienvenida a esta iniciativa y también a la inclusión de un segmento para los cuentos, las historias y la fantasía, que tanto bien le hacen al alma y al recuerdo de lo que nunca más debe repetirse.


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Cuidemos el idioma 11


Las malas palabras

Roberto Fontanarrosa, un escritor hondo, lúcido y, por qué no, boca sucia, hace unos años se puso a filosofar sobre el aspecto terapéutico de las malas palabras y salió en defensa de estas pobres palabrejas que son incomparables por su capacidad de apelar, sobresaltar y provocar efectos imprevistos e impensados en quienes las reciben.

Este autor nacido en Rosario en 1944 y fallecido en 2007, elaboró 14 libros de relatos e innumerables tiras de historietas publicadas en ediciones de toda Hispanoamérica. Vale la pena recordar su ponencia memorable, respetuosa y antiacadémica en el III Congreso Internacional de la Lengua Española. Según él, lo que brinda el tono ingenioso tanto en las tradiciones orales como en las escritas son los matices. ¿Quién define qué es vulgar y qué no es vulgar? Cuantos más matices tenga uno a su disposición, mejor podrá transmitir lo que quiere decir y hay palabras (las “malas” o, quizás, “malqueridas”) que, por sonoridad o por fuerza, son irreemplazables.

Dijo Fontanarrosa:

“No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la lengua es un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso voy a hacer.

”La pregunta es por qué son malas las malas palabras,¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto?

“Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural.

”Yo me acuerdo de que en mi casa mi vieja no decía muchas malas palabras, era correcta. Mi viejo era lo que se llama un mal hablado, que es una interesante definición. Como era un tipo que venía del deporte, entonces realmente se justificaba. También se lo llamaba boca sucia, una palabra un poco antigua pero que se puede seguir usando.

”Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se encerraban a putear. Lo que era la falta de la televisión que había que caer en esos juegos ingenuos.

“Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”.

”Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física.

“No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo” –que no sé si está en el Diccionario de Dudas– está en la letra “t”. Analicémoslo. Anoten las maestras. Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”.Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y de una hipocresía.

”Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso.

“Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra “mierda”, que también es irremplazable, cuyo secreto está en la “r”, que los cubanos pronuncian mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la falta de posibilidad expresiva. La palabra pierde gravedad en Cuba, donde dicen “mielda”, que suena a chino. Yo entiendo, modestamente, que ésta es una de las grandes debilidades de la Revolución Cubana.

”Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar.”

Fragmentos de la ponencia de Roberto Fontanarrosa, escritor, dibujante y humorista rosarino en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, noviembre de 2004, Rosario, provincia de Santa Fe.


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Dicen los que saben 16

“Cuéntame tu vida:

“El que cuenta su biografía diciendo: ‘Nací en tal lugar, recibí tal educación, luego quise tal cosa, después hice tal otra’… cuenta una historia.

“Toda biografía así narrada es sucesión de acontecimientos relacionados entre sí en forma coherente y lógica, como si no pudiera ser de otra manera, como si uno fuera realmente el dueño de su vida. Toda biografía, pues, es una reconstrucción fantasiosa y, tal vez artística digna de encomio.


“La vida es cuento:

“La vida es cuento. Solamente mirando hacia atrás, al pasado, uno se va reconstruyendo y diciendo: ‘Ésta es mi vida…’

“Y una vez que te la cuentas, ésa es tu vida, el cuento de tu vida.

“Y cuando te encuentras con alguien que despierta en ti las ansias de vivir, le cuentas quién eres, y le vas narrando momentos de tu vida, secciones de tu novela.

“Y ahí quedamos atrapados los unos con los otros. Como ciertas mariposas que no pueden huir de la luz, y están ahí, fascinadas, aleteando en el rayo de luminosidad.

“Se queda ella mirándolo a él, cuando cuenta su vida. Así está él cuando ella narra su infancia, su crecimiento, sus llagas, sus espejismos, sus sueños, sus pérdidas. (…)

“Los cuentos, nuestros cuentos de nuestras vidas tienen preferencia por lo triste, por lo que no fue y por lo que no pudo ser.

“Amar es pedirle al otro que me ayude a llenar esos huecos de la nostalgia eterna, del ser que no fue, del ser que no será, de la ausencia definitivamente estampada en el tiempo.

“Por eso él le cuenta a ella, por eso ella le cuenta a él, y se abrazan, y miran juntos en la lejanía, en un punto remoto, donde confluyen los cuentos tan diferentes, tan distantes, y se encuentran y se enlazan en alguna esperanza mayor.

“Así enamoró Otelo a Desdémona. Él lo relata de ese modo: ‘Su padre me quería antes. Me llamaba con frecuencia a su casa, y no cesaba de preguntarme sobre la historia de mi vida, exigiéndome el relato de las batallas, de los sitios en que me encontré, y los peligros que había corrido. Yo le contaba todo, incluso los años de mi infancia. Le referí las aventuras y los lances desastrosos que he corrido, así en tierra como en el mar... Le pintaba mi situación cuando fui vendido por esclavo y cuando fui rescatado… A ojos de todas mis relaciones, Desdémona se inclinaba hacia mí, permaneciendo seria y pensativa; y cuando los cuidados domésticos la obligaban a separarse de mi lado, se apresuraba a volver y con oído atento devoraba mis discursos.’

“En la trama de esos cuentos fueron ligándose las almas de Otelo, el moro, y la dulce y delicada Desdémona.

“Ella, en cierta oportunidad, le dijo que ‘si algún amigo mío llegaba a amarla, le enseñase yo a contar mi historia, pues ése sería el único medio de ganar su corazón. Al oír esto, me declaré, ella me amó, por los infinitos peligros que yo había corrido, yo la adoré porque tuvo piedad de mis desdichas’.

“Lo que más me emocionó de este fragmento es ese párrafo en el que Desdémona le pide a Otelo que si alguien aspirase a su mano, debería contarle los cuentos que Otelo le contaba. La amante recoge del amado su vida, su relato, y lo acuna, lo llena de piedad. Maternidad.”

Fragmentos del ensayo El cuento de mi vida, de Jaime Barylko, filósofo, educador y pensador argentino (1936-2002). Ed. Debolsillo. Buenos Aires. 2005.


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Reflexiones: Relación cuento – narrador oral.

Un enfoque compasivo y equilibrado respecto de este vínculo, para evitar las desavenencias y el diván. Métodos prácticos de autoayuda para eliminar las tensiones proyectadas sobre el narrador oral y, sobre todo, el cuento.


Después del éxito obtenido con nuestras reflexiones anteriores, hemos decidido ofrecer estas nuevas como un humilde aporte para la mejor comprensión de los dos miembros de la pareja que forman el relato y el narrador oral. No pretendo que todo el mundo esté de acuerdo conmigo, no todos pensamos igual. Mi intención es proponer un tema de debate, a ver qué pasa (si es que pasa algo). No quiero presentarme aquí como la inventora del agua tibia, sino compartir con ustedes algunas experiencias que he acumulado, después de vagar mucho y con placer por el fabuloso mundo de los cuentos.


Algunas estrategias para evitar victimizar a los cuentos

Seguimos parafraseando al doctor Dyer. Cuando uno logra captarse la simpatía de los relatos, ellos se encuentran más dispuestos a permitir que los lleven de paseo ante terceros, y menos reacios a dejarlo a uno mal parado (¿les dije que las historias se vengan si las tratan mal?). Sólo se trata de adoptar el enfoque adecuado para beneficio mutuo. Créame, su perseverancia se verá recompensada (y no podrá sacarse más los cuentos de encima, de tan querendones que se le pondrán.)

Trate de lograr que sus relaciones con los cuentos sean experiencias divertidas, felices y estimulantes, y no batallas campales en las que usted pone en juego toda su humanidad e integridad. Relájese, disfrute, no tiene que demostrar que usted es un ganador todo el tiempo. Y un cuento no se le impone a nadie (como tampoco se le niega a nadie). Así mejorará su relación con los relatos y, de paso, aumentará su eficiencia al contar oralmente (algo que nunca está de más). A las historias les caen pésimo aquellos seres humanos jactanciosos que alardean en escena (“¡Mírenme a mí!”), cuando, en realidad, el único divo es el cuento. Creo que es cuestión de tener un poco más de seguridad en uno mismo, ¿no? Y el relato, agradecido (el público también).

La intimidad con los cuentos es una parte muy importante de nuestras vidas, como lectores y narradores orales, y es necesaria para la mutua sensación de bienestar. Los relatos tienen derecho a tener intimidad con usted. Déjelos, caramba. Uno nunca está solo con un cuento. Es una promesa de compenetración emocional continua y reciproca.

Sin embargo, no se transforme en un neurasténico contable (ya hay demasiados neuróticos sueltos). No hay nada de malo en comprender la afinidad que sentimos por un determinado relato. Cuando uno cuenta, se cuenta (el señor Perogrullo de nuevo), y la elección de una determinada historia en un momento específico de nuestra vida también señala algo íntimo de uno, si tiene ganas de observarse.

No está mal tampoco tratar de comprender las motivaciones del cuento (¿Qué quiere decir el texto? ¿Cuál es la intención narrativa del escrito?). Pero a no exagerar. No conviene mostrar una tendencia excesiva al análisis literario, yo sé lo que le digo.

Las relaciones más hermosas que he observado entre los lectores y los cuentos son las que se establecen entre dos que se aceptan mutuamente tal como son, en vez de analizar con excesiva minuciosidad todo lo que hacen. El cuento enamorado del lector se limita a mirarlo a los ojos, y le encanta y adora lo que ve (¡Sí, a usted!). El relato no analiza el por qué, ni pide que cada uno comprenda al otro. Esto del análisis no debe imponerse como una obligación cotidiana a rajatabla. Creo que esta es la razón por la cual para muchas parejas cuento-lector estar juntos constituye un tormento, en lugar de una pasión.

Más de una vez en mis investigaciones de campo, me he topado con narradores orales que, de tan profesionales que son, han desarrollado un “ojo contable” (capacidad de discernir cuál relato se adaptará mejor que otro a la oralidad con menos “trabajo de mesa” previo para el narrador). La presencia de este “miembro” extra en el organismo del narrador oral no es, de por sí, censurable. El problema es que algunos de estos contadores de cuentos se pasan de rosca y aplican su ojo contable a todos los relatos que caen bajo sus narices. Y llega un momento en que dejan de leer por placer. Por estar demasiado enfrascados en la búsqueda de repertorio (sí, ya sé que hay que facturar para vivir), se extralimitan un poco y ya no leen más otra clase de textos. Si los cuentos no están de acuerdo con su visión (o deformación) profesional, “no son contables” y sí candidatos para el descarte.

¿Estas personas se acordarán de lo que era leer por placer? Esta es una receta segura para que las historias huyan de ustedes. Y si se topan con un cuento que no está enrolado en las filas de la “oralitura”, al pobre lo sumergen en el desconcierto y la perplejidad (“¡Qué pretende usted de mí!”). En cierto sentido, y sin ánimos de ofender a nadie, estos narradores orales se han transformado en ginecólogos: trabajan donde otros se divierten. Aceptemos los relatos tal como son, para fomentar el placer mutuo (nunca está de más). Quién les dice, capaz que un cuento llama a un amigo de papel que convoca a otro amigo que... (una buena técnica para ligar, no sólo en el mundo de la cuentería.)

Si usted está atrapado en el análisis constante, suéltelo durante un tiempo, libérese de la necesidad compulsiva de interpretar todos los motivos, actos y hechos del cuento, afloje la obsesión de pasarle el “ojo contable” al relato. El análisis y su consecuencia exagerada (este “ojo”) pueden convertirse en una enfermedad, más que en un instrumento útil y en una técnica de trabajo. No se entusiasme. No son pocas las hermosas relaciones analizadas hasta el agotamiento. No llegue al punto de que todo sea trabajo y nada sea placer, porque en este momento, ya no hay nada que cuidar, nada sobre lo que trabajar. El cuento se ha transformado en otra cosa para usted (no me pregunte en qué, usted sabrá).

Considero que una amistad lector-cuento de las que duran toda la vida es una relación en la que ninguna de las partes tiene que demostrar ni confirmar nada, con la honestidad como base. Es sumamente beneficioso relacionarse de manera amigable con los cuentos. Si todavía no lo hacen, empiécenlos a tratar respetuosa y afectivamente como a sus amigos humanos. Ya van a ver qué buenos resultados les da. Sólo hay que aceptar las leyes naturales y selectivas de la “química de la amistad (cuentera)”.

Pensemos, reflexionemos, actuemos. Todo sea por los cuentos.

© Gabriela Villano. 2007

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“La boca hecha de sombras”. Cuarta parte.

Sobre la relación individuo-historia y sociedad-relato.

“Un día le pregunté al neurólogo Oliver Sacks lo que él consideraba un hombre normal. Cuestión que parecía irrelevante. Pero, en su calidad de neurólogo, Oliver Sacks tenia un punto de vista. Dudó un momento y luego me contestó que un hombre normal quizás era aquel capaz de contar su propia historia. Sabe de dónde procede (tiene un origen, un pasado, una memoria ordenada), sabe dónde está (su identidad) y cree saber a dónde va (tiene proyectos y la muerte al final). Está situado, por lo tanto, en el curso de un relato; es, en sí mismo, una historia y puede contarse.


“Si esta relación individuo-historia se rompe por alguna razón psicológica o mental, el relato se quiebra, la historia se extravía, la persona se ve proyectada más allá del devenir del tiempo. Ya no sabe nada, ni quién es ni lo que tiene que hacer. Se aferra a sucedáneos de existencia, a apariencias de existencia. El individuo se muestra, a los ojos del médico, a la deriva. Aunque sus mecanismos corporales funcionen, ha extraviado la ruta, ha dejado de existir.


“¿Podemos decir de una sociedad lo que se dice de un individuo? Algunos lo creen así. No poder contarse, identificarse, situarse con normalidad en el curso del tiempo podría ocasionar que pueblos enteros se borrasen, se vieran cercenados de los otros pueblos y, sobre todo, de sí mismos, por falta de una memoria constantemente reavivada. Como ocurre hoy con los pueblos africanos, sudamericanos. Están n peligro de enmudecer. Expuestos al a censura número uno, que es la comercial, y que avanza bajo la bandera de la ‘libre competencia’ (California y Mali son ‘libres’, por ejemplo, de rivalizar dentro del campo de la producción televisiva: ¿qué significa esto realmente?, ¿no es, acaso, una vez más, el zorro libre en el gallinero libre?), son muchísimos los narradores hoy amordazados. Purificación estética y étnica siempre han ido de la mano. A esto se añade, en estos momentos, el pretendido liberalismo que, en realidad, se limita a decirnos: Cállate.”


Fragmentos de la introducción de El círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero. Jean-Claude Carriere, guionista, dramaturgo, escritor. Editorial Lumen. España. 2000.

Jean-Claude Carriere (1931). Guionista, dramaturgo, escritor. Trabajó para Luis Buñuel y para numerosos directores de cine. Publicó reportajes y recopiló relatos antiguos.

Continuará.

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Crónicas contables 28

Hoy: De cuentos eróticos y amores raros

El sábado 7 de junio aparecí a eso de las 17.30 en “Mi espacio”, un bar cultural muy coqueteo y agradable que queda en Emilio Castro 6402, Mataderos, en el cual se presentan regularmente Vivi García y Elisa Vázquez desde hace unos dos años y medio (vean la Crónica Contable 2, Palabreros en Mataderos).

“Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie”, dijeron las palabras de Isabel Allende y Eva Luna en la voz de Elisa Vázquez, en el arranque. Y así lo hicieron las dos narradoras orales en un bar colmado por una gran convocatoria, acompañadas eficazmente por el saxofonista Tony Vera (¿Qué otro instrumento puede acompañar mejor a los cuentos eróticos?). Entre capuchinos humeantes, tostados gorditos de jamón y queso, y porciones de torta irresistibles, desfilaron relatos y poemas de amores raros, deseo, humor y erotismo de buen gusto, con el tradicional sorteo de libros al final, cuando ya era de noche. Una fiesta para más de un sentido.

Los que quieren conocer este espacio, si quieren conseguir un buen lugar, lleguen con bastante tiempo antes de la función, porque Vivi y Elisa tienen su público fiel que las sigue invariablemente desde hace tiempo. Y si alguna dama consigue el teléfono de Ramoncito, ese señor tan servicial del cuento de Vivi García, no estaría mal que lo difundiera. Todas, agradecidas.


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miércoles, 4 de junio de 2008

Espectáculos

Cultural Cóndor Huasi
Un rincón para la creatividad

presenta el ciclo:

Cuentos D a 2
Espectáculos de narración oral para adultos.

Gabriela Villano narrará acompañada cada mes por un invitado distinto.
Diferentes estilos y repertorios para alegrarte la tarde con cuentos variados.

Viernes 13 de junio a las 18.30:
Gabriela Villano y El exterminador de cuentos

Entrada libre, salida a la gorra.

Vení a narrar o a leer tu cuento 4

Este micrófono abierto mensual, punto de encuentro para escritores y narradores orales, sigue realizándose cada vez con mayor convocatoria en un ambiente cálido y agradable para la escucha respetuosa. Si quieren ver las fotos de nuestros encuentros anteriores, vayan a http://loscuentosdelvillanoenfotos.blogspot.com

Los esperamos los últimos viernes de cada mes para disfrutar de dos horas amenas entre nuestros amigos, los cuentos, ya sea leídos o narrados oralmente. Los próximos encuentros del ciclo “Vení a narrar o a leer tu cuento” serán los viernes 27 de junio, 25 de julio y 29 de agosto, siempre a las 18.30, en Cultural Cóndor Huasi, Av. Boyacá 1400, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La entrada es libre y la salida, a la gorra, para ayudar a mantener abierto éste, tu espacio. Informes o consultas: Gabriela Villano (
loscuentosdelvillano@gmail.com ).


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