lunes, 20 de agosto de 2007

Cine cuentero 2: El gran pez (2003)

Películas que hacen referencia a los cuentacuentos o al arte de narrar.

El gran pez (Big Fish), dirigida por Tim Burton se estrenó en Argentina en 2004 y cuenta la historia de un padre moribundo, Edward Bloom (Albert Finney), muy dado a contar su vida como relatos maravillosos, exagerados y, por lo que sospecha su hijo (Billy Crudup), sin ningún asidero en la realidad. Uno de los temas de la película es la conflictiva relación padre-hijo y la pérdida del progenitor. Pero hay algo más que a nosotros los narradores orales nos va a encantar.

Edward Bloom, viajante de comercio común y corriente en su vida “real” en Alabama, tiene la costumbre de desplegar un catálogo de historias que nadie a su alrededor toma muy en serio. Los cuentos que se inventa este supuesto mitómano aparecen como flashbacks en la película, protagonizados por Ewan MacGregor como un joven Edward Bloom. Los espectadores, entonces, podemos disfrutar de relatos delirantes de lobizones, gigantes, brujas, hermanas siamesas, ladrones de bancos, ciudades escondidas, sirenas. Nunca se sabe si estas historias pasaron de verdad o son producto de una mente un poquito desquiciada y mal ajustada a la realidad. La película deja flotando esta incertidumbre y abre el debate.

Leí por ahí que el escritor Harlan Ellison sostiene que una mentira bien contada ilumina la verdad con mucha más claridad que un mero recitado de los hechos tal como sucedieron. Y esta película es una gran mentira. A los tejedores de historias les va a resultar muy interesante la escena del funeral del padre, cuando aparecen aquellos seres fabulosos y mitológicos (ya van a ver cómo) que sirvieron de base para modelar los relatos de Edward Bloom. En ese momento de la película, los espectadores podemos apreciar cómo un buen contador de cuentos toma hilachas de la realidad y las transforma en mentiras aladas e inolvidables, léase cuentos.

No es una película para una audiencia estándar. Muchos la encuentran difícil, confusa y sin sentido. Pero los que acostumbramos a inventar historias la vamos a disfrutar. Quién sabe, tal vez descubramos, como el hijo de Edward Bloom, que contar cuentos es lo que somos.


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1 comentario:

Alexandra dijo...

Es una película muy ingeniosa, reina la fantasía, la imaginación y por sobre todo... el hacer sentir más hermoso el diario vivir. Me gustó mucho y sobre todo me emocionó hasta las lágrimas.
El comentario es bueno.