miércoles, 28 de diciembre de 2011

Terminó el ciclo 2011 de “Colectivo de cuentos” en Chalmers Club, coordinado por segundo año consecutivo por Gabriela Villano en la ciudad de Buenos Aires.

Fueron 20 funciones de cuentos, a razón de dos por mes, con los siguientes narradores de trayectoria: Lili Bassi, Carmen Blanch, Anabelle Castaño, Ana María Cherñak, Hugo Corrias, Juan José Decuzzi, Alejandra Del Bueno, Norma Escudero, Betty Ferkel, Miguel Fo, Marcela Ganapol, Vivi García, Eli Gothelf, Inés Grimland, Sasa Guadalupe, Juan Ignacio Jafella, Carlos Maps, Paula Martín, Lili Meier, Marta Millicay, Pedro Parcet, Inés Perla, Giselle Rataus, Geraldine Ricau, Ivanna Rosselli, Alicia Serra, Claudia Stella, Diana Tarnofky y Elisa Vázquez.

El público respondió con entusiasmo a esta propuesta de cuentos para adultos, en la que Gabriela Villano narró cada vez con dos o tres invitados distintos, para ofrecer diferentes estilos y repertorios y alegrar la tarde de los sábados con historias variadas. Nos alegra que este espacio ya tenga un grupo de seguidores amantes de los cuentos.

Gracias a los narradores amigos por haberse sumado a esta propuesta con la buena predisposición y profesionalismo que los caracteriza. Gracias al público por el apoyo, la calidez, las risas y los aplausos.

Crónicas contables 51



Por Gabriela Villano

Hagamos un poco de historia primero

A fines de noviembre de 2009, viajé a La Habana, Cuba, a narrar cuentos y a presentar una ponencia en el encuentro internacional “Culturar Habana 2009”. En la Gala de cierre del evento, disfrutamos, entre otros números, de la obra “Y sin embargo se mueve”, con canciones de Silvio Rodríguez, a cargo de la Compañía Infantil de Teatro “La Colmenita”. Debo admitir que quedé muy impresionada y cautivada por el desempeño escénico de esos niños y jóvenes cubanos de 3 a 15 años de edad, que actuaron, bailaron y cantaron como si hubieran nacido para eso, y por el trabajo del director de la compañía, Carlos Alberto Cremata Malberti, quien nos permitió quedarnos unos instantes después de la función con el “pequeño gran elenco”.

La Colmenita, compañía escuela de artes escénicas para niños y adolescentes, se fundó en febrero de 1990 y fue declarada Embajadora de Buena Voluntad de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) en 2007. El propósito que tiene esta colmena, única en su género, es "unir más familias por el mundo con el pretexto del arte", explicó Cremata en declaraciones a varios medios internacionales. Alrededor de 14 mil niños integran el proyecto de La Colmenita en toda Cuba, pero además, se ha extendido a España, Colombia, Venezuela y República Dominicana, entre otros países. El objetivo es divertirse y aprender a apreciar el arte, sin ánimo de formar actores, porque para ello están las escuelas de arte, como aclara su director. Desde su fundación, algunos integrantes de La Colmenita han seguido el camino de la actuación, pero la gran mayoría son médicos, ingenieros, profesores, maestros, técnicos y obreros calificados, asegura Cremata.

La vida te da sorpresas. Y alegrías también

Grande fue mi alegría cuando, allá por octubre de 2011, me enteré de que La Colmenita abría una filial en la Argentina, con la dirección general de Tania Fernández Fraga y Marcelo Sonenblum, y la dirección artística de Claudio Ledesma. Y más grande fue mi sorpresa cuando, apenas dos meses de trabajo después, en diciembre de 2011, La Colmenita de Argentina, con la coordinación, montaje y puesta en escena de los maestros cubanos Malu Tarrau y Armando Alpizar, presentó “La cucarachita Martina”, de Julia González.

"La cucarachita Martina” es un musical infantil a la cubana en tono de comedia, donde los pequeños grandes intérpretes argentinos, que no tienen nada que envidiarle al elenco cubano que vi en 2009, cantan y bailan son, rumba, samba brasilera, cha-cha-chá, bolero, corrido mexicano, tonadas campesinas y rock.

Después de haberse presentado en el Centro Cultural Rojas y en un par de escuelas, la compañía argentina, formada por 40 niños y adolescentes, se presentó el 11 de diciembre de 2011 en el espacio Ciudad Cultural Konex, en Buenos Aires. Y allí fui yo a disfrutar y a emocionarme con el encanto de estos chicos, a quienes les auguramos un futuro promisorio en el marco de este proyecto social adaptado a la identidad y cultura argentinas, que según los comentarios que recogí de algunos padres que presenciaron los ensayos, promueve en los niños, de la mano de sus maestros, el respeto, la participación, la responsabilidad, el cuidado por el otro, la integración y la toma de decisiones conjunta y consciente.

Entre los objetivos de La Colmenita en Argentina figuran crear un espacio sustentable para niños, adolescentes y sus familias, en el cual el motor del desarrollo individual y grupal es el arte; y contribuir a la formación de valores humanos a través de la creatividad. A partir de marzo de 2012, La Colmenita de Argentina ofrecerá talleres de ensamble coral, baile y expresión corporal, actuación, narración oral y música, para que los chicos, a través del juego, aprendan sobre las diversas artes escénicas y el proceso creativo, con la coordinación de un plantel docente de Argentina, Colombia, España, Chile y Cuba. También en 2012 se abrirán otras sedes en las provincias de Tucumán, Misiones, Chaco, Córdoba, Jujuy y Corrientes, y tres sedes en Buenos Aires, en La Plata, Barrio Norte y Centro. Damos la bienvenida a este proyecto que recalca lo importante que es construir y aprender con el otro, que combina funciones y actividades sociales, que integra, educa y da felicidad.

Informes e inscripción: info@lacolmenita.org / 155.825.4210


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Cuentos por el mundo 39

Cuento en corto, un nuevo reto para los narradores orales miembros de la Red Internacional de Cuentacuentos.

Se vuelve a convocar el concurso “Cuento en corto”, un concurso de cuentos narrados y grabados en vídeo, y difundidos a través de Youtube. El plazo para enviar las grabaciones a concurso se iniciará el próximo 15 de diciembre de 2011, y terminará el 15 de enero de 2012. Más información en www.cuentoencorto.com / info@cuentoencorto.com


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Reflexiones: Borges y las neurociencias

Borges se anticipó medio siglo a las neurociencias. Hace 70 años, Borges analizó el tema en su cuento "Funes el memorioso". Un investigador analiza cómo el escritor exploró en su obra los rincones de la memoria.

“Borges dice que alguien como Funes, con una memoria infinita, no es capaz de pensar, de abstraer. Lo que yo argumento es que alguien como Funes y probablemente personas con autismo, justamente no tendrían el tipo de neuronas abstractas que yo descubrí. Lo increíble es que Borges publicó esta historia en 1944 y sus razonamientos fueron brillantes, mucho antes de que existiera todo el conocimiento que tenemos ahora de cómo funciona la memoria. De hecho me sirven para entender mejor cosas que estoy investigando en 2010", asegura Quian Quiroga. Desde 2005 fue probando la existencia de estas neuronas que responden a grados de abstracción muy importantes, neuronas involucradas en un proceso intelectual muy elevado. "Es posible que estas neuronas relacionen la percepción con la memoria creando la codificación abstracta que usamos para almacenar recuerdos –teniendo en cuenta que tendemos a recordar conceptos y a olvidar detalles irrelevantes–. Si estas neuronas faltan, la capacidad para generar abstracciones sería limitada, lo que lleva a patologías como el autismo o a personajes como Funes. Lo sorprendente es que Borges describió con precisión los problemas de capacidad de memoria distorsionada mucho antes que la Neurología", dice Quian Quiroga en un artículo publicado en febrero (de 2010), en la revista Nature.

Funes, escribió Borges, era "virtualmente incapaz de ideas generales, platónicas (...) Su propio rostro en el espejo, sus propias manos, lo sorprendían cada vez que las veía (...) Pensar es ignorar (u olvidar) diferencias, generalizar, abstraer. En el prolífico mundo de Ireneo Funes no había nada más que detalles".

Quian Quiroga visitó a la viuda de Borges, María Kodama, quien lo invitó a la biblioteca privada del escritor. Allí, descubrió anotaciones de Borges, como una en "The mind of man", del psicólogo Gustav Spiller, de 1902. "Recuerdos de vida, página 187", escribió Borges. En esa página, Spiller estimaba la cantidad de recuerdos de una persona en distintas etapas de la vida: cerca de 100 los primeros 10 años, 3.600 hasta los 20, 2.000 más entre los 20 y 25, llegando a 10.000 a los 35 años. Spiller también explica cuánto tiempo se necesitaría para recordar todo. Dice Borges de Funes: "Dos o tres veces había reconstruido un día entero; nunca se había equivocado o titubeado pero cada reconstrucción había demandado un día entero".

Por: Mariana Iglesias
Fuente: www.clarin.com, primera semana de febrero de 2010.

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Dicen los que saben 55

Frases de Charles Baudelaire:

El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice.

Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de ambos jugadores pierda el gobierno de sí mismo.

A propósito del sueño, aventura siniestra de todas las noches, puede decirse que los hombres se duermen diariamente con una audacia que parecería incomprensible si no supiéramos que es el resultado de la ignorancia del peligro.


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Cuidemos el idioma 44

LA LENGUA DEL BICENTENARIO
Fragmentos de una entrevista a Luis Pedro Barcia.


Al frente de la Academia Argentina de Letras, Luis Pedro Barcia detalló a La Prensa digital las particularidades del idioma que se habla en el país desde la Independencia hasta hoy.
(…)
—¿La independencia política de la Argentina acompañó la independencia idiomática?

—Está muy bien notar eso. Curiosamente el gobierno español primero impuso, a través de un decreto de Carlos V, que debía barrerse con los idiomas indígenas e imponerse el español como la lengua de comercio y contacto cultural. Después, Felipe II sacó dos decretos en contra de ésto, sosteniendo que debían respetarse las lenguas aborígenes. De manera que los franciscanos, los jesuitas los dominicos debían aprender las lenguas originales. Cuando venían los inspectores españoles a las misiones se encontraban con una dificultad, porque no podían hablar con los indios de forma directa. De esa manera dependían de un traductor. Cuando se declara la independencia, para mantener cierta coherencia hispanoamericana, debido a que estaban los proyectos de Miranda, de Bolívar, sobre una patria grande, sobre una gran América, se impone el español como lengua dominante. A partir de entonces, todos los documentos salen en español. De manera que, curiosamente, los movimientos independentistas universalizan el uso del español. Con el movimiento independentista no comenzó una ruptura con la lengua de España.
(…)
—¿Cuál era el ámbito del que provenía mayor vocabulario?

—Cuando uno va a las Canarias se encuentra con que hay mucho vocabulario que coincide con el argentino, porque antes de llegar a la península los barcos mercantes pasaban por las islas. Las palabras que aparecen en las bitácoras, en los libros de viaje y en las cartas van influyendo de a poco y se afirman. La palabra rancho, por ejemplo, se refiere a la vivienda, pero también rancho se le llamaba al guiso que comían a bordo. Un guiso frío y muy nutritivo. Por eso "rancho aparte" se llamaba cuando alguien se iba a comer sólo. Esa frase, de origen marítimo, se trasladó a la vida cotidiana. Otra es carajo. De ahí viene la costumbre nuestra de “mandar al carajo”, que es el receptáculo del mástil mayor. Ahí mandaban a los marineros a observar, y era un lugar inhóspito. También la palabra travesía, que originalmente es un término marinero.

—¿En qué medida las lenguas nativas ya habían influido en el español? ¿Hubo en la Argentina un aporte lingüístico de la población negra?

—Los aportes de los aborígenes son muchos. Las lenguas de mayor influenza son el quichua y el guaraní. Del primero tenemos el mate, acococho, que significa llevar a los niños a babucha, y otras. El guaraní dejó muchas palabras de especies de flora y fauna, como yaguareté, por ejemplo. La tercera lengua, aunque menos importante, es la mapuche. Pero el mapuche no es de origen argentino, sino chileno: entra en el siglo XIX con Calfulcurá. En realidad los mapuches sometieron a los indios locales, que eran los tehuelches, y tomaron sus tierras. De esta influencia quedaron varias, como choique, laucha. Y la lengua negra claro que hizo su aporte. Dejó por ejemplo la palabra quilombo. Los negros se reunían en barracas y hacer quilombo significaba hacer mucho ruido. Después pasó a llamarse así a los prostíbulos, porque generalmente allí se armaban reyertas. Tamango, batucada, catinga, que era el olor que había en los barcos donde defecaban y orinaba los esclavos, son también de origen africano.

—¿Siempre hubo una concepción elitista del idioma? ¿Cómo hablaba alguien de clase alta y cómo otro de posición social inferior?

—Siempre las sociedades han marcado distinciones a través de la lengua, que es un factor de diferenciador como el vestido, las comidas, como los lugares de diversión y de playas. Originalmente, en el Río de la Plata, la elite se focalizaba en el Barrio Norte, aunque después fue diluyéndose. Al principio se relacionaba con un nivel letrado y otro iletrado, pero aclaro que ambos son formas de cultura. Esta diferenciación se daba por medio de la invención de palabras y de fonética. Por ejemplo, hablar rápido y con voz nasal era propio del Barrio Norte, donde también surgían términos como petitero o paquete. Y junto a este nivel, está las distintas capas populares, porque no se puede unificar diciendo que hay dos polos. El lenguaje popular se divide en campos. El lunfardo es un tipo de lenguaje, es un léxico popular. Otro campo por ejemplo es el lenguaje de los deportes: el del fútbol, el turf. Otro es el lenguaje de la droga. De modo que no se debe igualar el lenguaje popular con el lunfardo, porque el lunfardo es sólo un tipo.
(…)
—Pero las lenguas extranjeras tuvieron diferentes aportes y cada uno de ellos de distinta importancia.

—Claro, pero sin duda que el aporte más significativo provino del italiano. Hay una anécdota interesante de José Ingenieros: durante un viaje a Italia le cuenta en una carta a Lugones cómo era Nápoles y le dice que era igual a la Boca pero con menos italianos. El idioma italiano se proyectó muchísimo en el español. Sobretodo los dialectos: el genovés, el napolitano. Los franceses también hicieron su aporte, sobre todo en aspectos como la trata de blancas, la moda y las costumbres. Pero los italianos tuvieron una influencia enorme en las comidas, el raviol, la lazaña, la pizza.
(…)
—¿Cuál fue la relación del italiano con el lunfardo?

—El lunfardo nace del habla del conventillo, que es un habla mixturada entre el castellano y el italiano. Hay un conjunto enorme de palabras como fachatosta, mina, chau, pibe, que tienen origen italiano. Después, ésas palabras, no sólo permanecieron como lunfardo, sino que pasaron al uso argentino.
(…)
—¿Vamos hacia un español neutro?

—Sí, la lengua española avanza hacia una uniformidad, para evitar diferencias comerciales que no permiten vender las telenovelas, por ejemplo. (…)

Fuente: www.laprensa.com.ar. 31/10/2009


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Cine cuentero 31: El laberinto del fauno


Películas que hacen referencia a los narradores orales o al arte de narrar.


El laberinto del fauno (2006) es una película fantástica escrita y dirigida por el  mexicano Guillermo del Toro (El espinazo del diablo), quien admitió en una entrevista (http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/guillermodeltoro/ellaberintodelfauno/entrevista.htm) que: “Desde muy chiquito yo he coleccionado y he estudiado de manera bastante concienzuda los mecanismos del cuento de hadas, y siempre me han fascinado como mecanismo primario de narrativa humana. Creo que hay elementos de fantasía de ese nivel en toda la literatura. El cuento primigenio es el cuento de hadas.”

Esta historia se desarrolla en España, en 1944 y cuenta el viaje de Ofelia (Ivana Baquero), una niña de unos 11 años que, junto a su madre Carmen (Ariadna Gil), en un avanzado estado de gestación problemática, se traslada hasta un pequeño pueblo en el que se encuentra destacado Vidal (Sergi López), capitán del ejército franquista, nuevo marido de Carmen y por el cual Ofelia no siente ningún afecto. Vidal tiene su centro de operaciones y vivienda en un molino y, cerca de allí, hay un laberinto en ruinas, donde una noche Ofelia se encuentra con un fauno (Doug Jones).

La película comienza con el clásico “Hace mucho, mucho tiempo”. Un fauno nos cuenta un cuento de hadas sobre la princesa Moanna. En la vida real, hay una niña, Ofelia, tal vez la reencarnación de Moanna, que lee el libro donde está este cuento que, tal vez, sea realidad. Esa misma niña, luego, debe ingresar en un laberinto (símbolo del tránsito de un mundo real a otro fantástico), donde se encuentra con el fauno de marras. Ofelia debe completar tres tareas para demostrar si es, en realidad, la princesa Moanna y recibir un premio, ayudada por tres hadas (el mítico número tres de los cuentos), a instancias del Fauno que, con el transcurrir de la película, se vuelve cada vez más joven. Ofelia, gran lectora de cuentos de hadas, mientras elije y precipita su final, ayudada por un libro mágico, recrea fantasías que se entretejen con la historia del capitán Vidal, encargado de acabar con los últimos vestigios de la resistencia republicana, escondida en los montes de la zona. Y las dos tramas, por supuesto, irán en rumbo de colisión.

Hay una escena muy tierna en la cual Ofelia, a la noche, le narra un cuento a su hermanito en la panza de su mamá, para que se calme y no patee tanto. La madre dice que las historias que narra Ofelia son lo único que tranquilizan al bebé nonato.

La película es un cuento de hadas en una España después de la Guerra Civil, en época de Franco, lleno de imágenes visuales bellamente perturbadoras. Es una historia sobre elecciones, sacrificio y redención, en la cual los buenos (Ofelia, el Doctor) son desobedientes; y los malos (el capitán Vidal, el sádico padrastro de Ofelia) siempre obedecen a la voluntad del poder sin cuestionar. Un planteo interesante que da que pensar.


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jueves, 1 de diciembre de 2011

Crónicas contables a la distancia 50

Del 23 al 27 de noviembre de 2011, se desarrolló CUENTA HABANA 2011, (3er Encuentro Internacional de Narración Oral) en La Habana, Cuba, que convocó a narradores aficionados y profesionales, y forma parte de las actividades de CULTURAR HABANA 2011, Encuentro Internacional de Arte y Cultura, que se celebra anualmente en dicho país desde 2009.

Participaron narradores orales de Cuba, España, México y Argentina, que llevaron sus historias para niños y adultos a diversos espacios de la ciudad. Durante la clausura, entre otros eventos, se presentó un libro de Francisco Garzón Céspedes, Cómo contar oralmente y comunicarse mejor / El arte oral escénico de contar cuentos, publicado en La Habana por la Editorial Adagio y el Consejo Nacional de Casas de Cultura. En dicho libro se incluye una extensa entrevista que Garzón Céspedes le concedió a Gabriela Villano en marzo de 2009, hecho que nos llena de orgullo y satisfacción.

miércoles, 30 de noviembre de 2011


Gabriela Villano coordina el ciclo:

Colectivo de Cuentos
(Narración oral para adultos)

Diferentes estilos y repertorios para alegrarte la tarde
con cuentos variados.

Sábado 10 de diciembre a las 18:
Miguel Fo (España), Marta Millicay y Gabriela Villano

En Chalmers Resto bar
Niceto Vega 5248 (SUM del fondo), Palermo Soho, CABA.

A la gorra.

Cuentos por el mundo 38

La Cátedra Libre de Narración Oral que depende de la Universidad Nacional La Plata (UNLP), Argentina, invita al 12º Encuentro Anual de Narración Oral en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS-UNLP) denominado "Una Voz, muchas voces... hebras de una misma trama".

Se trata del Equipo de Narradores Orales de la FPyCS-UNLP, las "Tejedoras de Historias", coordinado por las docentes de la cátedra, que se expresan, en esta ocasión, sobre temas de relevancia social actual vinculados a la Mujer, mediante una actividad artística sustentada a través de los años desde la Universidad para la comunidad.

Esta celebración de la palabra, la palabra viva, la palabra-imagen, se realizará el viernes 2 de diciembre a las 19.30 horas en Calle 63, esq. 119, Facultad de Periodismo, Sede del Bosque, Aula Anfiteatro, La Plata, Buenos Aires. La actividad estará abierta a todo público y será gratuita.

Informes y coordinación general: Susana Lino, profesora titular de la Cátedra Libre de Narración Oral, FPyCS-UNLP: susanalino@ciudad.com.ar

Los interesados en participar en la Bienal del Cuento que se realizará en Camagüey, Cuba, del 10 al 20 de marzo de 2012, deberán responder a esta convocatoria antes del 15 de enero de 2012 dirigiéndose al Dr. Jorge Omar González Catá, Presidente del evento y Director General de la Institución Cultural: “Proyecto eJo” (proejo@pprincipe.cult.cu).

Aprovechamos para anunciarles que en la Bienal será presentado el libro El vuelo de la flecha (Editorial Tablas-Alarcos, Colección Oralia), compilado y anotado por Jesús Lozada y con prólogo de Mayra Navarro. Es una antología que recoge las traducciones que hicieran María Teresa Freyre de Andrade, de Eliseo Diego, y de María del Carmen Garcini, de textos clásicos norteamericanos sobre Narración oral, así como los escritos por las Dras. Freyre y Garcini.

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Fin de la beca del Fondo Nacional de las Artes

Las Cuevas del Villano Juan
(Gabriela Villano, Raúl Cuevas y Juan Ignacio Jafella, becarios del Fondo Nacional de las Artes – FNA)

Hay novedades respecto de nuestro proyecto becado sobre narración oral en escuelas carenciadas durante 2011:


De todo quedaron tres cosas:
la certeza de que estaba siempre comenzando,
la certeza de que había que seguir
y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.
Hacer de la interrupción un camino nuevo,
hacer de la caída, un paso de danza,
del miedo, una escalera,
del sueño, un puente,
de la búsqueda, un encuentro.

Fernando Pessoa

Reflexiones: Las manos en la masa

Por: Angélica Gorodischer

(…)
Hasta que tuve mi primera cocina y me encomendé al Señor y a toda Su Corte Celestial pero no hubo caso. Yo no sabía hacer un huevo frito. Claro que un huevo frito bien hecho no es tan fácil como parece, pero fácil o difícil, no sabía. No sólo no sabía cómo se hacían las costillitas à la Villeroy, sino que no sabía cómo se hervía una papa. Cometí todas las torpezas que pedirse puedan.

Es que además yo tenía puestos los ojos y el alma en otra actividad: yo quería escribir novelas. Y las dos cosas, vea, no andan bien juntas. Si una es una excelente cocinera, ¿cuándo escribe novelas? Si una escribe novelas, ¿cuándo cocina? La única manera de aunar ambas actividades sería no dormir, no rascarse, no salir, no bañarse, no mirar por la ventana, no, no, no. Y sobre todo no tener bebés. Ah, no, un momentito, pare la mano. Queríamos tener bebés. ¿Qué hace una ante semejantes dilemas? Lo que hice yo, sin mucha originalidad: una va y se refugia en las recetas.

Segunda época de mi vida en la cocina: recetas. No sé si las recetas no son otro género literario, francamente. Aprendí enseguida la jerga de las recetas: rehogue, añada, deje reposar, claras a nieve, diluya, exprima, pase por el cedazo, cuele, y así de seguido. Y un buen, un maravilloso día, me convertí en traidora. Tercera época de mi vida en la cocina: la traición. Ese día busqué una receta para ver cuánta manteca tenía que agregar a noséqué, y no la encontré. Y como estaba apurada, puse la manteca a ojo con un poco de miedo, lo confieso, y la cosa esa que no me acuerdo de lo que era salió espectacular.
(…)
Todavía no escribía novelas, escribía cuentos y me sentía feliz escribiendo. Pero la cosa es que, aunque no me lo confesaba, también me sentía feliz cocinando. Tanto que, ahora no, ya no, pero durante mucho tiempo, años, cuando me hacían una entrevista y me preguntaban si tenía un hobby yo contestaba "la cocina y el jardín". Durante años daba gusto meter las manos en la harina, picar ajo y perejil, batir huevos, agregar a último momento los champignones, rociar con caldo y cognac lo que se estaba cocinando en el horno, pasar por maicena los trozos de chocolate para que no se deshicieran cuando horneara la torta, vigilar el punto del arroz para hacer torrecitas blancas al lado del pescado marinado y cocido en la tinta de los calamares, mezclar el almíbar con la yema del huevo, agregar cebolla rallada a la ensalada alemana de papas.
(…)
Cociné durante cincuenta años. Mal al principio. Qué digo mal. Horriblemente mal. Un espanto. Un poco, sólo un poco mejor cuando me agarré de las recetas. Bastante mejor cuando me convertí en traidora. Bien cuando empecé a decidir por mi cuenta. Muy bien mientras mis cuentos crecían y de tanto en tanto alguien me daba un premio. Y una maravilla de ahí en adelante cuando me largué a la novela como quien cierra los ojos, levanta los brazos por sobre la cabeza y se zambulle.

Mis primeras novelas no eran muy buenas. Venían a ser como el paso de mi primera a mi segunda época de cocina. Pero, atención, aquí digo gloria y honor a los editores. No a todos, atención, ¡por supuesto que no! A los que dijeron "Bueno, no es ninguna maravilla pero quién sabe; vamos ver, vamos a editar esto". A Daniel, a Jorge, a Paco. Después traicioné a mis padres y a mis madres y empecé a cocinar, digo a escribir novelas, bastante mejor de lo que lo había hecho hasta el momento. Y un día, buen o mal día, según se mire, descubrí que estaba harta de cocinar. Que cincuenta años era una buena performance y que basta.
(…)
Otro buen o mal día me dediqué a burlarme de la cocina. Y con cuatro amigas (Hilda Rais, Ana Sampaolesi, Elvira Ibarguen, Virginia Haurie) escribimos Locas por la cocina con ilustraciones del Negro Fontanarrosa. Advertencia: que a nadie se le ocurra poner en práctica ninguna de las recetas que damos en ese libro, si no quiere morir envenenado entre estertores y convulsiones. Hay una sola, una sola receta verdadera, la de la cabeza guateada, que, sí, señoras y señores, es una receta de mi papá, el que entraba a inspeccionar las cocinas de los restaurantes a los que nos llevaba. Las otras son pura fantasía.

Ya no entro a la cocina más que para lo indispensable. Una torta una vez por semana cuando vienen las amigas a tomar el té. Un postre de vez en cuando si invito a alguien. Y nada más. Pero le debo a esa parte de la casa que da al jardín lleno de césped y árboles, una montaña de felicidad. Hay que entrar a la cocina, mujeres, no tengan miedo. Pero hay que saber salir. Escribir novelas es un buena puerta, ancha y lujosa. Pero hay otras: solamente hay que prestar atención, encontrarlas y arremeter.

Fragmentos del artículo “Las manos en la masa” publicado el 20 de enero de 2010 en la edición digital de la revista de cultura Ñ. Fuente: Clarín.com


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Dicen los que saben 54

Frases de José Saramago:

El poder lo contamina todo, es tóxico. Es posible mantener la pureza de los principios mientras estás alejado del poder. Pero necesitamos llegar al poder para poner en práctica nuestras convicciones. Y ahí la cosa se derrumba, cuando nuestras convicciones se enturbian con la suciedad del poder.

Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos.

Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.

No busques trabajo: escribe.


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Cuidemos el idioma 43

EL USO DE LA PALABRA
Por Ángela Pradelli

Hay un bello poema de John Berger en el que el autor inglés enlaza el lenguaje y la vida en sus instantes primeros, y con esa fundición instala además la lengua en el lugar del alimento y también del futuro: Garganta abajo / se precipitaban / la gente y la sangre / en los helechos/ inalcanzable /aullaba un perro/ una cabeza entre labios / abrió / la boca del mundo / sus pechos / como palomas / se le posan en las costillas / su hijo mama el largo / hilo blanco / de las palabras que vendrán.

¿Creemos los docentes, como el poeta inglés, que las palabras son alimento y que no sólo nos traen siempre un futuro sino que, más aún, nos llevan hacia él? Cada vez que se concreta el milagro de la transmisión en las aulas, en esa complejísima trama que alumnos y docentes construimos al atravesar la experiencia de la enseñanza confirmamos que el lenguaje es la herramienta con la que fundamos el porvenir y cimentamos los días que llegarán.

Es imposible separar al hombre de la lengua. “Lo mejor del hombre se relaciona con el milagro del lenguaje, dice Steiner; y hasta ahora la humanidad y ese milagro han sido indivisibles. Si el lenguaje perdiera una parte de su energía, el hombre se volvería menos humano.” Cuando el lenguaje se convierte en el centro de nuestras clases y hacemos de su desarrollo, en los alumnos y en nosotros, una preocupación, un trabajo diario, una causa, el efecto es una riqueza que explota en todos los aspectos de nuestra vida.

Pensemos en lo que significa que nuestros alumnos escriban poemas, que lleguen al hueso de la palabra y que a su vez arriben a lo más descarnado de su propia interioridad. Pensemos en lo que significa que nuestros alumnos enuncien opiniones, involucren su lengua y comprometan su palabra , que lean los signos sociales y culturales, discutan, se cuestionen y logren poner en tensión aun las posturas más rígidas.

Recobrar en las aulas la energía de la lengua -de las lenguas habría que decir mejor, sí, hay que decirlo así-, recobrar las energías de las lenguas nos daría, siguiendo a Steiner en su razonamiento, una sociedad más humana . Todo acto educativo es básicamente un acto de lenguaje. La forma en que percibimos el mundo depende de nuestro lenguaje. Tenemos que pensar un futuro que haga de este mundo una tierra mejor.

Para eso también necesitamos palabras.

Nuestros alumnos necesitan las palabras para tener sus sueños, para pronunciar los verbos que les abran las puertas propias y sobre todo las puertas del otro.

El eje de nuestras clases de lengua en la escuela no debería centrarse en la clasificación correcta de los verbos en regulares e irregulares, o del subrayado de pronombres, o del plural de los sustantivos.

Se hacen entonces cada vez más inútiles los manuales que se agotan en el detallismo y describen la lengua como muerta porque a cambio, en la escritura misma, la morfología nos muestra la multiplicidad de las formas y la semántica nos permite nombrar las cosas no sólo de este mundo sino también de otros.

Hay un universo expresado en los signos y es en las aulas donde tenemos que aprender a hacer una lectura de los símbolos, interpretar los íconos, desandar los índices y construir sentidos.

La lengua que enseñamos en la escuela tiene que ayudar a nuestros alumnos a internarse en los bordes de sus propios límites y descifrar allí la sintaxis de los enunciados en su subjetividad, oír los acentos y gozar la música de la gramática. Hay una frase del fotógrafo húngaro Robert Capa que nos viene al caso. “Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, dice Capa, es que no te has acercado lo suficiente”.

Llevemos esta observación a nuestras clases y acerquémonos al lenguaje y a las palabras para enseñarles a nuestros alumnos una lengua que ellos puedan hacer estallar en mil astillas frente al dolor y frente a lo incomprensible. Hay que estar lo más cerca posible de las bocas porque el pronunciar mueve la lengua y mueve también las palabras y nos saca a todos de la cerrazón.

Hay palabras incluso en el dolor más profundo. Nuestros estudiantes tendrán que encontrarlas para salir del ahogo cuando la vida por momentos los asfixie . Hay palabras aun en la fragilidad de los instantes, en el vértigo de los amores que nos licuan, hay palabras aun en la oscuridad más cerrada y en las pérdidas irreparables. Inmersos en las palabras, somos, también, como quería Lacan, hablados por el lenguaje. Sí, aun en los sonidos más enmudecidos podemos oír hablar al lenguaje.

Es muy probable que el lenguaje sostenga el mundo, y a nosotros en tanto habitamos en él.

Sin lenguaje, no hay nada que pueda hablar de nosotros. Cómo intentar entender, explicar el mundo de cualquier época sin lenguaje.

“Por lo único que realmente tiene sentido esforzarse, dijo Ingeborg Bachamnn, poeta también, es por el lenguaje. Cuando el lenguaje de alguien no se sostiene, tampoco se sostiene lo que él dice”.

Enseñar en la escuela debería ser sobre todo enseñar el lenguaje. La mejor docencia es la que libera los dispositivos encajonados de una lengua, la saca de su sepulcro y la hace saltar en mil inflexiones y recorrer los caminos que van y vienen buscando el peso de los significados, explorando la música de las palabras, una entonación. Enseñar y aprender en la escuela nos hace penetrar en el cuerpo de las palabras para atravesar la gramática del deseo, la sintaxis de la libertad.

Fuente: diario "Clarín". Semana del 9 de julio de 2010.
Más información: www.clarin.com

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Cine cuentero 30: El resplandor

Películas que hacen referencia a los narradores orales o al arte de narrar.

El resplandor (1980) es una película de terror dirigida por Stanley Kubrick, basada con ciertas licencias en el libro homónimo de Stephen King y protagonizada por Jack Nicholson, Shelley Duvall y Danny Lloyd.

La película cuenta la historia de Jack Torrance, un escritor frustrado, alcohólico, abusador de niños y desempleado (Jack Nicholson) quien, junto con su esposa Wendy (Shelley Duvall) e hijo (Danny Lloyd), se instala como casero en un hotel muy alejado durante el cierre del establecimiento por la temporada invernal. El hijo posee habilidades paranormales, el famoso “resplandor” del título; puede ver el futuro, el pasado y los fantasmas que habitan en el hotel. En pleno invierno, aislados por una tormenta de nieve, el padre lentamente comienza a perder la razón, quizás impulsado por las presencias sobrenaturales del hotel, e intenta asesinar a su esposa e hijo.

Hay numerosas referencias a algunos cuentos de hadas (y también a dibujos animados) en toda la película. Cuando le muestran la cocina del hotel, Wendy se remite a Hansel y Gretel cuando dice: “Este lugar es como un laberinto gigante. Voy a tener que dejar un caminito de migas de pan cada vez que entre.” Antes, al principio de la película, cuando la familia viaja en auto hacia el hotel, hay una referencia al canibalismo, como en Hansel y Gretel y en la versión original, no censurada, de Caperucita Roja (Caperucita, a instancias del Lobo Feroz, come de la carne y bebe de la sangre de su abuela).

Algunos autores sostienen que la escena de Jack en la fatídica habitación 237 del hotel Overlook también hace referencia a Hansel y Gretel, basándose en los colores y diseños estridentes del cuarto (color jengibre, el mismo tono de la casita de la bruja en la versión en inglés del cuento). En esa habitación, una joven desnuda trata de seducir a Jack, para transformarse, luego, en una manifestación simbólica, según algunos, de la bruja mala de Hansel y Gretel, que bajo la forma de una anciana, cautivaba a los niños con golosinas para, después, ya con forma de bruja, comérselos.

El nombre de la esposa del protagonista, Wendy, hace recordar a la cuida niños de Wendy, de Peter Pan. La Wendy de la película se dedica a atender maternalmente a su hijo y a un marido-hijo (hasta le lleva el desayuno a la cama al grandulón y se ocupa de la caldera del hotel, responsabilidad de Jack). Algunos han querido ver en la furia homicida que Jack despliega hacia su esposa un intento simbólico de matricidio, pero mejor dejemos que lo decidan los psicólogos.

La mejor escena, en mi opinión, es cuando Jack se ha transformado en un psicótico cavernícola por la influencia maligna del hotel y está destrozando a hachazos la puerta del baño, para asesinar a su esposa e hijo que se han encerrado allí. Resulta interesante notar que todas las escenas importantes de la película se desarrollan en algún baño, lugar final adonde van los desechos (otro psicólogo aquí, por favor). En ese momento, mientras la emprende a golpes de hacha contra la puerta, Jack se dirige a su esposa e hijo como el Lobo Feroz de Los tres cerditos (basado en el corto animado de Walt Disney de 1933, más que en el cuento de hadas). Recitando un versito del cuento, les exige a los “cerditos” que le abran la puerta, de lo contrario: “Soplaré, soplaré, y tu casa derribaré.” En esa escena, Jack Nicholson realmente parece un lobo furioso, con el pelo largo y la barba crecida. Aunque también, con esa camisa leñadora y el hacha en la mano, se parece al leñador que salva a Caperucita Roja del Lobo Feroz.

En este momento el personaje explota y deja salir la rabia que ha estado incubando durante toda la película. Se entrega a sus impulsos asesinos y destroza la puerta con una alegría que pone los pelos de punta. Además de hablar como el Lobo Feroz del cuento y referirse a sí mismo como tal, al final de la película, Jack Torrance ya se ha transformado en un verdadero animal, ha perdido todo vestigio de humanidad, hasta el lenguaje, y gruñe y ruge mientras, como un Minotauro enfurecido, persigue a su hijo por un laberinto (símbolo del laberinto de la mente humana, del inconsciente o del lado oscuro del hombre) empuñando un hacha (otro símbolo, ya que laberinto significa “casa o palacio del hacha doble”).

Cuenta la leyenda cinéfila que Stanley Kubrick leyó Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim, antes de escribir el guión de esta película. Si fue así, se nota.


Fuentes consultadas:


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jueves, 27 de octubre de 2011


Gabriela Villano coordina el ciclo:

“Colectivo de Cuentos”
(Narración oral para adultos)

Diferentes estilos y repertorios para alegrarte la tarde
con cuentos variados.

Próximas funciones:

Sábado 12 de noviembre a las 18:
Lili Bassi, Carlos Maps, Gaby Minardi y Gabriela Villano

Sábado 26 de noviembre a las 18:
Geraldine Ricau, Diana Tarnofky y Gabriela Villano

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A la gorra

Reflexiones: A favor de la lectura lenta, olvidándonos del tiempo

Los métodos de lectura veloz no sirven para la literatura, según un escritor australiano.



Algo de esto se preguntaba el 16 de diciembre de 2009 en un blog del diario inglés The Guardian el escritor australiano Evan Maloney.


Maloney empezaba su artículo citando un caso extremo: el crítico Harold Bloom. Bloom decía que, en sus buenas épocas, podía leer hasta 1.000 páginas por hora. ¡Mil páginas por hora! "Podía haber digerido Jane Eyre durante la hora de almuerzo y todavía hubiera tenido tiempo para masticar la mitad del Ulises antes de volver a sus clases", se ríe Maloney.


Pero fuera de estos fenómenos, Maloney ofrece un dato: el lector medio avanza por la prosa a razón de 250-300 palabras por minuto, lo que no suele dar ni siquiera una página en el tiempo en que Bloom habría acabado 16. Y cuanto más rápido lee ese lector promedio, menos entiende. Para qué, se pregunta el autor, para qué apurarse en leer, salvo para fanfarronear de todo lo que se ha leído. La cuestión, entonces, será cómo se han leído esos libros, prestando cuánta atención.


"La mayoría de los cursos de lectura veloz le enseñan a la gente a leer las palabras sin formarse la imagen mental de los sonidos correspondientes", dice Maloney.


Hay otro tipo de método de lectura veloz, cuenta el australiano. Consiste en detectar las palabras clave de cada oración, de un golpe de vista, e ignorar las otras. Maloney dice que trató de hacerlo, leyendo Ana Karenina, de León Tolstoi. Especialmente en los pasajes en que uno de los personajes, Levin, despliega sus teorías. "Una parte de mi mente se concentraba en los pensamientos y acciones de Levin", dice. "Pero otra parte se dedicaba al proceso de lectura veloz. '¿Cuáles son las palabras clave?', me preguntaba". A veces, esta pregunta lo distraía completamente y Maloney notaba que había leído varios párrafos sin retener nada.


Claro, el problema es la noción de lectura veloz, de lectura de palabras clave, aplicado a la literatura.


¿Acaso los grandes novelistas del mundo pasaron años sufriendo por el tono y el ritmo de cada palabra para que un lector posmoderno, preocupado por hacer rendir su tiempo, pase por ellas en diagonal? "No creo", responde Maloney. "La lectura veloz puede ser una herramienta efectiva para documentos de trabajo, textos escolares y cartas de amor no correspondido, pero la prosa de la gran literatura debería ser saboreada ... ¿no? Parte del placer de la lectura viene de 'escuchar' a nuestro paladar psíquico pronunciando las palabras en el oído de la mente".


No se trata solamente, claro, de este placer estético. Además, si uno no es Harold Bloom, probablemente pierda gran parte del sentido de una obra si se apura por terminarla rápido. "Leer velozmente es como tratar de apreciar una vista de París andando por sus calles a 200 kilómetros por hora", dice Maloney.


Sí, termina Maloney esta es la era en que medimos la velocidad de una conexión a Internet en fracciones de segundo y expresamos sentimientos en SMS escribiendo cosas como "tkm" (te quiero mucho). "Pero no estoy convencido de que debamos ajustar nuestros hábitos de lectura a la velocidad de la vida moderna. En cambio, la lectura debería ser un placer en el que el tiempo se olvida, aunque sea por un momento".



Nota publicada en Clarín digital el 17 de diciembre de 2009. Clarin.com



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Dicen los que saben 53:

Frases de José Saramago:

El viaje no termina jamás. Solo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración... El objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje.

La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.

Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal.

Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.


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Cuidemos el idioma 42

EL USO DE LA PALABRA `MATRIMONIO`

Estimado director de la Real Academia Española, me dirijo a usted porque supongo que debe ser la persona indicada para responder una duda que en estos últimos tiempos se ha convertido, para mí, en una verdadera obsesión: ¿quién es el dueño de las palabras? Esa es mi pregunta, tal vez le parezca a usted tonta, o ingenua, o inútil, pero hoy es ineludible. Y luego otras preguntas que aparecen por añadidura: ¿se paga para ser el dueño de una palabra?, ¿se compran las palabras?, ¿se venden?, ¿se apropian luego de una guerra, una invasión o una simple batalla?, ¿existe título de propiedad de las palabras como existe una escritura para un bien inmueble?

Si querés seguir leyendo esta nota de Claudia Piñeiro, hacé clic en:
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Beca FNA - cuentos en escuelas

Las Cuevas del Villano Juan
(Gabriela Villano, Raúl Cuevas y Juan Ignacio Jafella, becarios del Fondo Nacional de las Artes - FNA)

Hay novedades respecto de nuestro proyecto becado sobre narración oral para escuelas en:

Cine cuentero 29: Un oso rojo


Películas que hacen referencia a los narradores orales o al arte de narrar.


Un oso rojo es una película argentina de 2002 escrita y dirigida por Adrián Caetano (Bolivia), protagonizada por Julio Chávez, Soledad Villamil y Luis Machín.

Esta cinta, que algunos han calificado como un western argentino, cuenta la historia del Oso (Julio Chávez), preso por robo y homicidio, que cuando sale de la cárcel encuentra que su esposa (Soledad Villamil) y su hija, que ya no lo recuerda, viven ahora con otro hombre (Luis Machín). Esta es una historia de perdedores ambientada a fines de la década de los 90 en La Matanza, tierra de nadie, el Lejano Oeste de Buenos Aires, el Far West, como dice el hampón del Turco (el mago René Lavand, en un papel estupendo). Es un drama sobre la venganza, la justicia y la redención. El Oso, un héroe al estilo John Wayne o Clint Eastwood, vuelve al barrio a reclamar lo que le pertenece, su familia y su parte del botín que retiene el mafioso del Turco (aclaramos que estamos hablando del personaje de esta película, no del que ocupó el sillón presidencial en la Argentina el siglo pasado).

En una escena, Natalia (Soledad Villamil), al ex esposa del Oso, le lee un cuento a su hija antes de dormir, y elige “Las medias de los flamencos”, de Horacio Quiroga (del libro Cuentos de la selva, de 1918), historia que explica por qué los flamencos tienen las patas rojas. Aunque no se trata estrictamente de una escena de narración oral, sino de lectura en voz alta, creímos atinado incluir esta película en esta sección por este ritual entre madre e hija y por el significado del cuento en la trama. Y ya que estamos hablando de la lectura, es conmovedor ver los esfuerzos de la chiquita por aprender a leer en voz alta con los clasificados del diario, único material de lectura a su alcance. Sabe, porque la maestra se lo ha dicho, que debe aprender a leer para poder aprender y, quizás, ser alguien en ese mundo sin demasiadas esperanzas en el que habita.

En el blog “Adrián Caetano” (http://adriancaetano.wordpress.com/category/notas/un-oso-rojo/) se interpreta la relación que existe entre la trama de la película y el cuento de Quiroga: “Otro punto a desarrollar es que Adrián Caetano se basa en el cuento de Horacio Quiroga ‘Las medias de los flamencos’ para hacer la película. (…) Otra relación que se puede hacer (entre el cuento y la trama cinematográfica) es el querer entrar en un grupo y no poder. El querer entrar en el sistema. Los flamencos quieren ser uno más de la fiesta, pertenecer al grupo, y no ser los tontos que no bailan por no llevar nada nuevo y, a partir de eso, ser excluidos. En relación, el personaje de la película, cuando sale de la cárcel, quiere empezar a trabajar, para cambiar la situación que vivía. Pero se da cuenta de que el ambiente que lo rodea es el mismo que frecuentaba antes y que todo lo lleva a que la única salida sea robar, ya que no había proyectos para él.” Y por eso el Oso, a quien la cárcel no le quitó el veneno, tiene que seguir en movimiento, a pesar del amor y el deseo de protección que siente por su hijita. Debe moverse como los flamencos del cuento, que deben seguir bailando sin parar para no morir por el veneno de las víboras.

Si quieren leer el cuento de Horacio Quiroga:


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miércoles, 28 de septiembre de 2011


Gabriela Villano coordina el ciclo:

“Colectivo de Cuentos”

(Narración oral para adultos)

Diferentes estilos y repertorios para alegrarte la tarde
con cuentos variados.

Próximas funciones:

Sábado 8 de octubre a las 18:
Paula Martín, Lili Meier y Gabriela Villano

Sábado 22 de octubre a las 18:
Carmen Blanch, Claudia Stella y Gabriela Villano

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A la gorra.

Reflexiones: Aprendizaje, desafío y el arte de las palabras


Eduardo Galeano

La desmemoria, la política y el miedo, algunos de los temas recurrentes en los libros del escritor y periodista Eduardo Galeano, también estuvieron presentes el 29 de septiembre de 2009 en Madrid, en el acto de entrega de la Medalla de Oro que el Círculo de Bellas Artes concedió al creador uruguayo. Tras la entrega de la medalla por parte del presidente de esta entidad, Juan Miguel Hernández León, que destacó la "mirada crítica, lirismo, agudeza, compromiso y sensibilidad" de Galeano, el escritor agradeció el galardón y desgranó, en tres historias, lo que, para él, es "el desafío en el arte de narrar".

"Para expresar mi gratitud a esta alegría inmensa que me han regalado no encuentro mejor manera que contar tres historias. No son inventadas por mí, sino que son por mí vividas.

"La primera es sobre mi aprendizaje. Yo no tuve la suerte de conocer a Sherezade. No aprendí el arte de narrar en los palacios de Bagdad. Mis universidades fueron los viejos cafés de Montevideo. Los cuentacuentos anónimos me enseñaron. En la poca enseñanza formal que tuve –porque no pasé de primero de Liceo– fui un pésimo estudiante de historia. Y en los cafés descubrí que el pasado era presente. Y que la memoria podía ser contada de tal manera que dejara de ser eterna para convertirse en ahora.

"No recuerdo la cara ni el nombre de mi primer profesor. Pero él contó una historia de 1904 –por la edad se veía que él no había nacido en aquel entonces–, pero la contaba como si hubiera estado ahí. Fue mi primera lección: el arte es una mentira que dice la verdad. Y escuchando aprendí que se puede contar lo que pasó de tal manera que vuelva a ocurrir cuando uno lo cuenta. Que pueda uno escuchar ese remoto trueno de los cascos de los caballos. Y que pueda uno ver las huellas de arena aunque el suelo sea de baldosa o de madera.

"Y aquel hombre para decir la verdad mintió que él había recorrido las praderas ensangrentadas después de la batalla y había visto los muertos. Y uno de los muertos dijo –era un ángel, un muchacho bellísimo con la hincha blanca, roja de sangre–: Por la patria y por ella más.

"Un segundo relato sobre mi primer desafío en el arte de narrar. En un pueblo boliviano, un día de laguna –Laguna devoraba a sus hijos metidos en los socavones de las tripas del estaño–, los mineros perseguían las vetas de estaño y en esa cacería perdían en pocos años los pulmones y la vida. Yo había pasado un tiempo ahí, me había hecho algunos amigos y había llegado la hora de departir. Estuvimos toda la noche leyendo, los mineros y yo, cantando y contando chistes, a cual más malo. Cuando ya estábamos cerca del amanecer, cuando poco faltaba para que el chillido de la sirena los llamara al trabajo, mis amigos callaron todos a la vez y alguno preguntó, pidió, mandó: Y ahora hermanito, dinos cómo es la mar. Yo me quedé mudo, pero insistían, cuéntanos, cuéntanos cómo es la mar. Ninguno de ellos iba a verla nunca. Todos iban a morir temprano. Y yo no tenía más remedio que traerles la mar. La mar estaba lejísimos y yo tenía que encontrar palabras que fueran capaces de mojarlos.

"Y la tercera historia sobre los extraños viajes de las palabras. Hace pocos meses, ante los estudiantes mexicanos leí algunos relatos. Uno de ellos, de mi libro Bocas del tiempo, contaba que el poeta español Federico García Lorca había sido fusilado y prohibido durante la larga dictadura de Franco. Y que un grupo de teatreros del Uruguay había estrenado una obra suya en un teatro de Madrid, al cabo de tantos años de obligado silencio. Y al fin de la obra esos teatreros no habían recibido los aplausos esperados; el público español había aplaudido con los pies pateando el piso. Y ellos se habían quedado estupefactos. No entendían nada. Tan mal habían actuado –pensaban–. Cuando me lo contaron pensé que quizás el trueno sobre la tierra había sido para el autor fusilado por rojo, por marica, por raro… Una manera de decirle: Para que sepas Federico lo vivo que estás. Y cuando lo conté en la Universidad de México me ocurrió lo que nunca me había ocurrido en las otras ocasiones en que había contado esa historia. Los estudiantes aplaudieron con los pies. Miles de pies pateando el piso con alma y vida. Y así continuaron mi relato y continuaron lo que mi relato contaba como si eso estuviera ocurriendo en un teatro de Madrid unos cuantos años antes. Ese segundo trueno sobre la tierra estaba también dirigido al poeta fusilado y era también una manera de decirle: Para que sepas, Federico, lo vivo que estás."

Eduardo Galeano, escritor y periodista. Alma crítica de América Latina y figura señera del movimiento antiimperialista internacional. Entre sus escritos más conocidos internacionalmente: la trilogía Memoria del fuego (1986), El fútbol a sol y sombra (1995), Las venas abiertas de América latina (1971), Patas arriba. La historia del mundo al revés (1999).


Fuente: La Jornada, 30 septiembre 2009.


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