sábado, 22 de marzo de 2008

“La boca hecha de sombras”. Segunda parte.

Sobre los cuentos y sus propiedades, la Historia como una historia y la afición del ser humano a situarse en el centro de un relato y narrarlo

“El relato está ahí para hacernos olvidar la sangrante y extrema fealdad del mundo o su monótona estupidez. Es la evasión, nos transporta al país del olvido.

“Pero, cuando es hábil, nos reconduce rápidamente a ese mundo del que habíamos creído librarnos. Aparece el espejo. No tardamos en reconocernos en la ficción. (…)

“Porque todo es historia, incluso la historia con mayúscula. Todo es narrado como una serie de acciones sucesivas, en las que un hecho sigue al otro, al que borra y reemplaza. Sucedió esto, después lo otro.” (…)

“Narramos del mismo modo en que se hizo en el pasado y en que, sin duda, se hará por mucho tiempo. Es evidente, también, que nos gusta contarnos a nosotros mismos. ‘¿Sabes lo que me ocurrió ayer? ¿No? Pues escúchame’. Y nosotros escuchamos. Incluso, a menudo, cuando vivimos con otra persona, la escuchamos pacientemente referir la misma historia a amigos distintos. Hacemos ese amable sacrificio. Sabemos que a él, o a ella, le gusta esto, situarse en el centro de un relato. Captar, durante unos minutos, la atención. Es un momento de genuina existencia.

“Vivimos dentro de una historia, la nuestra, y también dentro de la historia de algunas personas cercanas a nosotros. Y también vivimos dentro de otras historias, que compartimos con nuestros vecinos, con nuestro país, a veces, con el mundo entero.

“Y no estamos satisfechos con nuestros narradores; con nuestros guionistas, por ejemplo. Es normal. Ningún espejo puede ser totalmente satisfactorio. Todos los pueblos, en todos los tiempos, han sido decepcionados por sus autores, por sus narradores. Todos han deseado mejores historias. Porque están hechos de esta sustancia. Se reconocen en ella, se identifican con ella. Quisieran que sus historias fueran mejores, porque se sueñan a sí mismo mejores.

“Obviamente, nuestra vida también está hecha de otros elementos. No somos sólo relatos. Pero sin relato, y sin posibilidad de contar ese relato, no somos nada, o somos muy poco. Y, dado que una historia es, ante todo, movimiento de un punto a otro punto, que no deja nunca las cosas tal como eran al comienzo, vivimos en este fluir, en este movimiento. Tenemos un principio y tendremos un final.”


Fragmentos de la introducción de El círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero. Jean-Claude Carriere. Editorial Lumen. España. 2000.

Jean-Claude Carriere (1931). Guionista, dramaturgo, escritor. Trabajó para Luis Buñuel y para numerosos directores de cine. Publicó reportajes y recopiló relatos antiguos.

Continuará.

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