sábado, 22 de marzo de 2008

Cuidemos el idioma 9

“La lectura produce personas completas, la conversación, personas dispuestas, y la escritura, personas precisas”. Sir Francis Bacon


“A veces, importa detenernos en la etimología de algunas palabras. Idioma proviene del griego y denota ‘propiedad, carácter propio de alguien, particularidad de estilo’. De ‘modo de hablar propio de un individuo’ o ‘locución de sentido peculiar’, su significado se extendió a ‘lenguaje propio de una nación’. (…)

“De este deterioro (del idioma), todos somos responsables, porque nos hemos olvidado de que la lengua propia es un bien común que a todos nos toca cuidar y, si es posible, enriquecer o acrecentar. La responsabilidad mayor recae sobre quienes emplean, en sus variadas actividades, la palabra oral o escrita, y tienen la oportunidad de difundir formas lingüísticas correctas: abogados, científicos, economistas, escribanos, escritores, filósofos, historiadores, maestros, periodistas, políticos, profesores, publicitarios, técnicos, traductores, representantes del mundo artístico, alumnos universitarios. La lista es interminable. Este problema afecta, en el mundo contemporáneo, a todos los idiomas; pero es particularmente acuciante para el español, debido a su gran extensión geográfica, patrimonio de más de veinte naciones y de muchos millones de hablantes que, en otros contextos lingüísticos, en varios continentes, mantienen vivo su uso. (…)

“En efecto, en la cátedra, hasta en la de nivel terciario y universitario, en los medios de comunicación social, en el libro y en otras múltiples formas de expresión lingüística, se difunden, no pocas veces, galimatías, vocablos impropios y serios errores que deforman gradualmente los usos correctos, orales o escritos, de nuestra lengua. (…) Estos reiterados tropiezos son síntoma indiscutible de un descuido en el uso del idioma, agravado, a veces, por insólitas invenciones (…). Cuanto más elevada es la investidura y más alta la autoridad de quien emite estos desaciertos, o más extendido el alcance del medio en que se difunden, es mayor el daño. Y poco es lo que se hace para cambiar esta realidad, de la que no es responsable un solo sector –el educativo, como muchos piensan–, sino la sociedad toda y, particularmente, los medios de comunicación: la radio, la televisión, el periodismo y la publicidad, entre otros. En este sentido, a estos últimos les corresponde, por su fuerza de penetración masiva, colaborar, con seriedad, constancia y auténtica voluntad, en la noble tarea de difundir mensajes correctos.”


Prólogo del Diccionario de los usos correctos del español. María Luisa Olsen de Serrano Redonnet y Alicia María Zorrilla de Rodríguez. Editorial Estrada. Brasil. 1997.


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