Películas que hacen referencia a los narradores orales o al arte de narrar.
Un oso rojo es una película argentina de 2002 escrita y dirigida por Adrián Caetano (Bolivia), protagonizada por Julio Chávez, Soledad Villamil y Luis Machín.
Esta cinta, que algunos han calificado como un western argentino, cuenta la historia del Oso (Julio Chávez), preso por robo y homicidio, que cuando sale de la cárcel encuentra que su esposa (Soledad Villamil) y su hija, que ya no lo recuerda, viven ahora con otro hombre (Luis Machín). Esta es una historia de perdedores ambientada a fines de la década de los 90 en La Matanza, tierra de nadie, el Lejano Oeste de Buenos Aires, el Far West, como dice el hampón del Turco (el mago René Lavand, en un papel estupendo). Es un drama sobre la venganza, la justicia y la redención. El Oso, un héroe al estilo John Wayne o Clint Eastwood, vuelve al barrio a reclamar lo que le pertenece, su familia y su parte del botín que retiene el mafioso del Turco (aclaramos que estamos hablando del personaje de esta película, no del que ocupó el sillón presidencial en la Argentina el siglo pasado).
En una escena, Natalia (Soledad Villamil), al ex esposa del Oso, le lee un cuento a su hija antes de dormir, y elige “Las medias de los flamencos”, de Horacio Quiroga (del libro Cuentos de la selva, de 1918), historia que explica por qué los flamencos tienen las patas rojas. Aunque no se trata estrictamente de una escena de narración oral, sino de lectura en voz alta, creímos atinado incluir esta película en esta sección por este ritual entre madre e hija y por el significado del cuento en la trama. Y ya que estamos hablando de la lectura, es conmovedor ver los esfuerzos de la chiquita por aprender a leer en voz alta con los clasificados del diario, único material de lectura a su alcance. Sabe, porque la maestra se lo ha dicho, que debe aprender a leer para poder aprender y, quizás, ser alguien en ese mundo sin demasiadas esperanzas en el que habita.
En el blog “Adrián Caetano” (http://adriancaetano.wordpress.com/category/notas/un-oso-rojo/) se interpreta la relación que existe entre la trama de la película y el cuento de Quiroga: “Otro punto a desarrollar es que Adrián Caetano se basa en el cuento de Horacio Quiroga ‘Las medias de los flamencos’ para hacer la película. (…) Otra relación que se puede hacer (entre el cuento y la trama cinematográfica) es el querer entrar en un grupo y no poder. El querer entrar en el sistema. Los flamencos quieren ser uno más de la fiesta, pertenecer al grupo, y no ser los tontos que no bailan por no llevar nada nuevo y, a partir de eso, ser excluidos. En relación, el personaje de la película, cuando sale de la cárcel, quiere empezar a trabajar, para cambiar la situación que vivía. Pero se da cuenta de que el ambiente que lo rodea es el mismo que frecuentaba antes y que todo lo lleva a que la única salida sea robar, ya que no había proyectos para él.” Y por eso el Oso, a quien la cárcel no le quitó el veneno, tiene que seguir en movimiento, a pesar del amor y el deseo de protección que siente por su hijita. Debe moverse como los flamencos del cuento, que deben seguir bailando sin parar para no morir por el veneno de las víboras.
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