Borges se anticipó medio siglo a las neurociencias. Hace 70 años, Borges analizó el tema en su cuento "Funes el memorioso". Un investigador analiza cómo el escritor exploró en su obra los rincones de la memoria.
“Borges dice que alguien como Funes, con una memoria infinita, no es capaz de pensar, de abstraer. Lo que yo argumento es que alguien como Funes y probablemente personas con autismo, justamente no tendrían el tipo de neuronas abstractas que yo descubrí. Lo increíble es que Borges publicó esta historia en 1944 y sus razonamientos fueron brillantes, mucho antes de que existiera todo el conocimiento que tenemos ahora de cómo funciona la memoria. De hecho me sirven para entender mejor cosas que estoy investigando en 2010", asegura Quian Quiroga. Desde 2005 fue probando la existencia de estas neuronas que responden a grados de abstracción muy importantes, neuronas involucradas en un proceso intelectual muy elevado. "Es posible que estas neuronas relacionen la percepción con la memoria creando la codificación abstracta que usamos para almacenar recuerdos –teniendo en cuenta que tendemos a recordar conceptos y a olvidar detalles irrelevantes–. Si estas neuronas faltan, la capacidad para generar abstracciones sería limitada, lo que lleva a patologías como el autismo o a personajes como Funes. Lo sorprendente es que Borges describió con precisión los problemas de capacidad de memoria distorsionada mucho antes que la Neurología", dice Quian Quiroga en un artículo publicado en febrero (de 2010), en la revista Nature.
Funes, escribió Borges, era "virtualmente incapaz de ideas generales, platónicas (...) Su propio rostro en el espejo, sus propias manos, lo sorprendían cada vez que las veía (...) Pensar es ignorar (u olvidar) diferencias, generalizar, abstraer. En el prolífico mundo de Ireneo Funes no había nada más que detalles".
Quian Quiroga visitó a la viuda de Borges, María Kodama, quien lo invitó a la biblioteca privada del escritor. Allí, descubrió anotaciones de Borges, como una en "The mind of man", del psicólogo Gustav Spiller, de 1902. "Recuerdos de vida, página 187", escribió Borges. En esa página, Spiller estimaba la cantidad de recuerdos de una persona en distintas etapas de la vida: cerca de 100 los primeros 10 años, 3.600 hasta los 20, 2.000 más entre los 20 y 25, llegando a 10.000 a los 35 años. Spiller también explica cuánto tiempo se necesitaría para recordar todo. Dice Borges de Funes: "Dos o tres veces había reconstruido un día entero; nunca se había equivocado o titubeado pero cada reconstrucción había demandado un día entero".
Por: Mariana Iglesias
Fuente: www.clarin.com, primera semana de febrero de 2010.
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