El resplandor (1980) es una película de terror dirigida por Stanley Kubrick, basada con ciertas licencias en el libro homónimo de Stephen King y protagonizada por Jack Nicholson, Shelley Duvall y Danny Lloyd.
La película cuenta la historia de Jack Torrance, un escritor frustrado, alcohólico, abusador de niños y desempleado (Jack Nicholson) quien, junto con su esposa Wendy (Shelley Duvall) e hijo (Danny Lloyd), se instala como casero en un hotel muy alejado durante el cierre del establecimiento por la temporada invernal. El hijo posee habilidades paranormales, el famoso “resplandor” del título; puede ver el futuro, el pasado y los fantasmas que habitan en el hotel. En pleno invierno, aislados por una tormenta de nieve, el padre lentamente comienza a perder la razón, quizás impulsado por las presencias sobrenaturales del hotel, e intenta asesinar a su esposa e hijo.
Hay numerosas referencias a algunos cuentos de hadas (y también a dibujos animados) en toda la película. Cuando le muestran la cocina del hotel, Wendy se remite a Hansel y Gretel cuando dice: “Este lugar es como un laberinto gigante. Voy a tener que dejar un caminito de migas de pan cada vez que entre.” Antes, al principio de la película, cuando la familia viaja en auto hacia el hotel, hay una referencia al canibalismo, como en Hansel y Gretel y en la versión original, no censurada, de Caperucita Roja (Caperucita, a instancias del Lobo Feroz, come de la carne y bebe de la sangre de su abuela).
Algunos autores sostienen que la escena de Jack en la fatídica habitación 237 del hotel Overlook también hace referencia a Hansel y Gretel, basándose en los colores y diseños estridentes del cuarto (color jengibre, el mismo tono de la casita de la bruja en la versión en inglés del cuento). En esa habitación, una joven desnuda trata de seducir a Jack, para transformarse, luego, en una manifestación simbólica, según algunos, de la bruja mala de Hansel y Gretel, que bajo la forma de una anciana, cautivaba a los niños con golosinas para, después, ya con forma de bruja, comérselos.
El nombre de la esposa del protagonista, Wendy, hace recordar a la cuida niños de Wendy, de Peter Pan. La Wendy de la película se dedica a atender maternalmente a su hijo y a un marido-hijo (hasta le lleva el desayuno a la cama al grandulón y se ocupa de la caldera del hotel, responsabilidad de Jack). Algunos han querido ver en la furia homicida que Jack despliega hacia su esposa un intento simbólico de matricidio, pero mejor dejemos que lo decidan los psicólogos.
La mejor escena, en mi opinión, es cuando Jack se ha transformado en un psicótico cavernícola por la influencia maligna del hotel y está destrozando a hachazos la puerta del baño, para asesinar a su esposa e hijo que se han encerrado allí. Resulta interesante notar que todas las escenas importantes de la película se desarrollan en algún baño, lugar final adonde van los desechos (otro psicólogo aquí, por favor). En ese momento, mientras la emprende a golpes de hacha contra la puerta, Jack se dirige a su esposa e hijo como el Lobo Feroz de Los tres cerditos (basado en el corto animado de Walt Disney de 1933, más que en el cuento de hadas). Recitando un versito del cuento, les exige a los “cerditos” que le abran la puerta, de lo contrario: “Soplaré, soplaré, y tu casa derribaré.” En esa escena, Jack Nicholson realmente parece un lobo furioso, con el pelo largo y la barba crecida. Aunque también, con esa camisa leñadora y el hacha en la mano, se parece al leñador que salva a Caperucita Roja del Lobo Feroz.
En este momento el personaje explota y deja salir la rabia que ha estado incubando durante toda la película. Se entrega a sus impulsos asesinos y destroza la puerta con una alegría que pone los pelos de punta. Además de hablar como el Lobo Feroz del cuento y referirse a sí mismo como tal, al final de la película, Jack Torrance ya se ha transformado en un verdadero animal, ha perdido todo vestigio de humanidad, hasta el lenguaje, y gruñe y ruge mientras, como un Minotauro enfurecido, persigue a su hijo por un laberinto (símbolo del laberinto de la mente humana, del inconsciente o del lado oscuro del hombre) empuñando un hacha (otro símbolo, ya que laberinto significa “casa o palacio del hacha doble”).
Cuenta la leyenda cinéfila que Stanley Kubrick leyó Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim, antes de escribir el guión de esta película. Si fue así, se nota.
Fuentes consultadas:
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1 comentario:
Me encanta esta película, no me había percatado de lo que dices sobre Hansel y Gretel, la vi en hbogo hace poco y no lo había notado pero creo que es verdad, tiene varias referencias, es una película con muchas lecturas.
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