Hoy: cuentos fraccionados en bodega
Después de semejante título críptico, les cuento que el viernes 20 de junio me fui con mi credencial de la Agencia de Noticias Narranews a cubrir el estreno de “Firmado: Oscar Wilde”, espectáculo de narración oral del grupo Cuentos y Encuentros en su séptima temporada consecutiva en la bodega del Café Tortoni de Buenos Aires.
El grupo actualmente está formado por las narradoras orales Carmen Blanch, Betty Ferkel, Gisell Glasman y Clía Tasso, con la dirección de Juan Parodi.
Ya muchos estábamos al tanto de que, por más que los cuentos estuvieran adaptados a la oralidad, dos (“El crimen de Lord Savile”, por Betty Ferkel, y “El fantasma de Canterville”, por Carmen Blanch) se presentarían fraccionados, por ser demasiado extensos, lo cual generó en mí (y como supe después, en las integrantes del grupo) varias incógnitas: ¿Dónde interrumpir el cuento? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo crear suspenso y que el público supiera que iba a continuar, sin decirlo explícitamente? ¿Cómo retomar el hilo de la trama? Sé que durante los ensayos hasta se llegó a sugerir que alguna de las narradoras se cubriera con una sábana y pasara con un cartel que dijera “Continuará…”. Por suerte, durante el espectáculo, las dos narradoras, cada una a su modo y respetando el tono de su relato, consiguieron salvar el obstáculo con éxito y continuar con sus historias después de las pausas, sin confundir a los espectadores y sin que se perdiera la ilación.
La selección de historias fue un abanico reducido de la amplia y diversa obra de Oscar Wilde, con una semblanza del autor al principio y al final del espectáculo a cargo de Clía Tasso. Además de los dos relatos antes mencionados, Gisell Glasman narró “El cumpleaños de la infanta”. Todo el espectáculo se desarrolló en un marco escénico sin estridencias y sencillo, desde la banda de sonido hasta el vestuario de las narradoras. Fue así que el grupo Cuentos y Encuentros nos llevó de paseo por cuentos en los que sobrevolaba el humor sutil e irónico de Wilde y todo su encanto puesto al servicio de la nostalgia, el brillo mordaz y la emoción, para el disfrute del público interlocutor.
Si mi trabajo te resultó útil y de valor, comprá alguno de mis libros para regalar o para regalarte. Tu contribución y apoyo ayudarán a mantener los servicios de calidad de este blog. Consultá “Mis libros”. Gracias. G.V.
Después de semejante título críptico, les cuento que el viernes 20 de junio me fui con mi credencial de la Agencia de Noticias Narranews a cubrir el estreno de “Firmado: Oscar Wilde”, espectáculo de narración oral del grupo Cuentos y Encuentros en su séptima temporada consecutiva en la bodega del Café Tortoni de Buenos Aires.
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Ya muchos estábamos al tanto de que, por más que los cuentos estuvieran adaptados a la oralidad, dos (“El crimen de Lord Savile”, por Betty Ferkel, y “El fantasma de Canterville”, por Carmen Blanch) se presentarían fraccionados, por ser demasiado extensos, lo cual generó en mí (y como supe después, en las integrantes del grupo) varias incógnitas: ¿Dónde interrumpir el cuento? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo crear suspenso y que el público supiera que iba a continuar, sin decirlo explícitamente? ¿Cómo retomar el hilo de la trama? Sé que durante los ensayos hasta se llegó a sugerir que alguna de las narradoras se cubriera con una sábana y pasara con un cartel que dijera “Continuará…”. Por suerte, durante el espectáculo, las dos narradoras, cada una a su modo y respetando el tono de su relato, consiguieron salvar el obstáculo con éxito y continuar con sus historias después de las pausas, sin confundir a los espectadores y sin que se perdiera la ilación.
La selección de historias fue un abanico reducido de la amplia y diversa obra de Oscar Wilde, con una semblanza del autor al principio y al final del espectáculo a cargo de Clía Tasso. Además de los dos relatos antes mencionados, Gisell Glasman narró “El cumpleaños de la infanta”. Todo el espectáculo se desarrolló en un marco escénico sin estridencias y sencillo, desde la banda de sonido hasta el vestuario de las narradoras. Fue así que el grupo Cuentos y Encuentros nos llevó de paseo por cuentos en los que sobrevolaba el humor sutil e irónico de Wilde y todo su encanto puesto al servicio de la nostalgia, el brillo mordaz y la emoción, para el disfrute del público interlocutor.
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