Esta película, que se estrenó en la Argentina a principios de 2007, fue dirigida por Tom Tykwer y se basa en la novela homónima del escritor alemán Patrick Süskind. Cuenta la historia de Jean-Baptiste Grenouille (Ben Whishaw), un asesino misántropo, sociópata y con el sentido del olfato sumamente desarrollado, que busca el aroma perfecto asesinando doncellas vírgenes y apenas en flor. De paso, aprende a influenciar a las personas mediante los perfumes.
Filmar esta película fue todo un desafío, porque un espectador no puede percibir los olores que emanan desde la pantalla de cine (todavía). Y la novela se basa fuertemente en imágenes y experiencias olfativas. Pero el director superó el desafío. Incluso hay escenas visuales acompañadas por una muy buena banda de sonido en las que casi podemos llegar a “oler” lo que aparece en pantalla. ¿Cómo? Magia. Creo que sólo se trata de abrir la mente a las imágenes y sonidos, y tratar de imaginar qué aroma tendrían.
Como bien se aclara en la película, si el nombre de Grenouille ha sido olvidado hoy en día es porque fue un experto en un arte que no deja rastros en la Historia: el reino momentáneo de las esencias. Si ustedes quieren hacer un paralelo entre la fugacidad de una estela de perfume en el aire y los cuentos etéreos narrados a viva voz, entre las asociaciones y emociones que despierta involuntariamente una fragancia y también un relato, están en libertad de hacerlo.
En toda la película hay un narrador en off (John Hurt en la versión en inglés) que nos cuenta determinados detalles vitales y nos pone en tema. De lo contrario, esta bien podría ser una película muda. Los diálogos son casi mínimos.
Hay una pequeña escena de narración oral en la película (que no aparece en la novela), cuando el maestro perfumista Giuseppe Baldini (Dustin Hoffman), sentado en su taller, le explica a su nuevo ayudante, Grenouille, la cantidad de notas y de capas que forman un perfume. Según Baldini, hay tres capas, la superior, la media y la base, y cada una de ellas está formada por cuatro notas. Es entonces cuando Baldini le cuenta a su discípulo una leyenda sobre la misteriosa nota número trece que une a todas las demás y que puede poner al mundo en suspenso, de tan poderosa que es. La 13º nota, hallada en un perfume en una tumba egipcia, nunca pudo ser identificada y sigue siendo un misterio, según Baldini.
Por supuesto, como toda leyenda, la narración termina de manera abierta, anticlimática, pero es muy lindo ver a Dustin Hoffman entusiasmado contando esa historia con todo el corazón, convencido de su veracidad. Y como suele suceder con los cuentos (hay que tener cuidado a quién uno se los cuenta), la historia de esa 13º esencia obsesiona y pone en la búsqueda del perfume perfecto a este asesino de muchachas vírgenes. Así les extrae su verdadera esencia (con todo lo que significa esa frase ) o perfume corporal mediante una técnica de perfumería, hasta que se topa con la muchacha número 13 y, sobre todo, con su padre, oponente de cuidado. Pero Grenouille necesita completar su colección y terminar su perfume pleno de amor y belleza con todas las 13 notas.
¿Quieren más? Destapen un buen frasco de perfume, echen unas gotas al viento… y lean la novela o vean la película.
Si mi trabajo te resultó útil y de valor, comprá alguno de mis libros para regalar o para regalarte. Tu contribución y apoyo ayudarán a mantener los servicios de calidad de este blog. Consultá “Mis libros”. Gracias. G.V.
Filmar esta película fue todo un desafío, porque un espectador no puede percibir los olores que emanan desde la pantalla de cine (todavía). Y la novela se basa fuertemente en imágenes y experiencias olfativas. Pero el director superó el desafío. Incluso hay escenas visuales acompañadas por una muy buena banda de sonido en las que casi podemos llegar a “oler” lo que aparece en pantalla. ¿Cómo? Magia. Creo que sólo se trata de abrir la mente a las imágenes y sonidos, y tratar de imaginar qué aroma tendrían.
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En toda la película hay un narrador en off (John Hurt en la versión en inglés) que nos cuenta determinados detalles vitales y nos pone en tema. De lo contrario, esta bien podría ser una película muda. Los diálogos son casi mínimos.
Hay una pequeña escena de narración oral en la película (que no aparece en la novela), cuando el maestro perfumista Giuseppe Baldini (Dustin Hoffman), sentado en su taller, le explica a su nuevo ayudante, Grenouille, la cantidad de notas y de capas que forman un perfume. Según Baldini, hay tres capas, la superior, la media y la base, y cada una de ellas está formada por cuatro notas. Es entonces cuando Baldini le cuenta a su discípulo una leyenda sobre la misteriosa nota número trece que une a todas las demás y que puede poner al mundo en suspenso, de tan poderosa que es. La 13º nota, hallada en un perfume en una tumba egipcia, nunca pudo ser identificada y sigue siendo un misterio, según Baldini.
Por supuesto, como toda leyenda, la narración termina de manera abierta, anticlimática, pero es muy lindo ver a Dustin Hoffman entusiasmado contando esa historia con todo el corazón, convencido de su veracidad. Y como suele suceder con los cuentos (hay que tener cuidado a quién uno se los cuenta), la historia de esa 13º esencia obsesiona y pone en la búsqueda del perfume perfecto a este asesino de muchachas vírgenes. Así les extrae su verdadera esencia (con todo lo que significa esa frase ) o perfume corporal mediante una técnica de perfumería, hasta que se topa con la muchacha número 13 y, sobre todo, con su padre, oponente de cuidado. Pero Grenouille necesita completar su colección y terminar su perfume pleno de amor y belleza con todas las 13 notas.
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