lunes, 28 de enero de 2008

Dicen los que saben 9C

Si partimos de la hipótesis de que las obras literarias son reflexiones psicológicas que hacen los autores de sus propias experiencias infantiles, y si admitimos que todos los seres humanos creamos determinadas narraciones de vivencias que tenemos la necesidad de registrar y compartir con el prójimo, vale la pena entonces ofrecer estos fragmentos sobre la función de los cuentos de hadas:

“¿Por qué los cuentos de hadas son tan cautivantes? (…) La explicación más obvia es que son una fuente de aventuras sin parangón. Pero los cuentos de hadas son más que andanzas llenas de suspenso que excitan la imaginación, son algo más que un simple entretenimiento. Más allá de las escenas de persecución y rescates de último minuto, contienen dramas serios que reflejan los sucesos que se producen en el mundo interior del niño. Aunque la atracción inicial de un cuento de hadas tal vez radique en su capacidad de encantar y entretener, su valor perdurable se encuentra en su poder para ayudar a los niños a enfrentar conflictos internos durante su crecimiento y desarrollo. (…). Mucho de lo que sucede en un cuento de hadas, en tal sentido, refleja los combates que el niño libra contra las fuerzas del ego que obstaculizan su capacidad de establecer y conservar relaciones significativas. (…) La misión psicológica de un cuento de hadas sería resolver las luchas entre las fuerzas positivas y negativas internas. (…) Es por eso que los cuentos de hadas son tan cautivantes. No sólo entretienen, sino que aluden a sentimientos poderosos que, de otro modo, permanecerían ocultos. Aunque los personajes de estos dramas en miniatura (…) no son “reales”, la intensidad de sus intercambios crea una realidad emocional tan poderosa como cualquier otra en la vida del niño.”

Los cuentos de hadas, según la teoría precedente, al hablar de preocupaciones básicas humanas, serían herramientas para ayudar a los niños (y a los adultos también) a resolver sus conflictos emocionales en las distintas etapas de desarrollo psicológico por las que atraviesan, al proyectar sus propias luchas internas entre el bien y el mal en las batallas representadas por los personajes de los cuentos. Los relatos tradicionales, entonces, ofrecerían la oportunidad pragmática de familiarizarse con las partes feas, recriminables y más oscuras de uno mismo con las que vamos a tener que lidiar por el resto de nuestras vidas.

Antes de que se inventaran los psicólogos y el diván, ya existían los cuentos de hadas, con sus motivos fuera de lo ordinario, supersticiones antiguas, temores arquetípicos, creencias tradicionales, símbolos, deseos perdurables y crítica social. Gracias por existir, entonces.


Fragmentos comentados del estudio psicológico The Witch Must Die: How Fairy Tales Shape Our Lives (La bruja debe morir: cómo los cuentos de hadas moldean nuestras vidas), del psicólogo Sheldon Cashdan, traducidos por Gabriela Villano.


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