sábado, 1 de septiembre de 2007

Dicen los que saben

Me ilumina Dn. Francisco Garzón Céspedes desde Madrid, España:

Acerca de lo que se necesita para ser un buen narrador oral artístico:

“(…) esto de ser primero buena persona (dos palabras tan devaluadas que incluso llegan a utilizarse por algunos en un sentido peyorativo) es esencial para la calidad de vida, primero, de la persona misma (y de los que ama), y después porque se dimensiona al mundo, y esencial para la profesión de contar oral artísticamente (…) porque el narrador oral artístico es desde siempre un comunicador, uno que enseña, entre tanto más, a imaginar y/o propicia el imaginar de los otros; y entre mucho más, enseñar a imaginar es enseñar a relacionar, y relacionar es imprescindible para crear y tiene que ver con todo (…)”

“Tenga presente que yo no suelo pretender ponerme de acuerdo con los demás todo el tiempo, las personas no son iguales, son diferentes, y tienen sí igualdad, o debieran tener, ante, por ejemplo, la justicia; a mí lo que me interesa son las coincidencias, el intercambio y mucho poder ser útil, aunque serlo sea sólo como resultado el hacer dudar al otro y llevarlo a investigar más y a reafirmarse o a transformarse y transformar. Pero si finalmente el otro no está de acuerdo conmigo es su derecho de individualidad (que no de individualismo) y muy posiblemente tan amigos. Se tratará pues de mis criterios, de mis sugerencias y quizás en alguna ocasión hasta de mis propias dudas.”


Sobre la sección “Cine cuentero”:

“Me ha agradado que coincidiéramos en el interés por las películas que tienen que ver con los contadores de cuentos o narradores orales artísticos comunitarios u orales artísticos de la corriente escandinava. He ido coleccionando estas películas. Y otras donde un personaje cuenta una historia (claro que el hecho mismo es representación de la oralidad y no es oralidad porque se trata de un actor que hace un personaje, y que como actor cuenta de memoria –y si hay literalidad no hay oralidad como afirma la antropología hace mucho–). Muestro algunas de estas películas o fragmentos de estos filmes en algunos de mis cursos o talleres. Y esta sección me parece de lo mejor de su blog.”


Respecto de la relación literatura – oralidad / escritor - narrador oral:


”En relación a otro de los aspectos, la oralidad es anterior a la literatura como sabemos y es prácticamente inútil cualquier intento de poner límites teóricos y técnicos a la oralidad desde la literatura porque la oralidad tiene todos los derechos del mundo respecto a las fuentes ya que el narrador oral artístico es un creador y no un reproductor, por eso el escritor que yo soy, y que intenta vivir con los pies en la tierra, para su (mi) salud mental siempre le dice a los otros "haga lo que usted quiera con mi obra, usted será responsable de lo que haga, no yo que ya hice lo que tenía que hacer: escribirla, publicarla, difundirla", y de inmediato siempre agradezco a quien se interesa.

“Porque lo único que realmente podrá proteger a la fuente, si es que de eso se trata (el narrador oral artístico tiene el derecho de tomarla incluso sólo como referencia) es que la sociedad avance en el respeto y en la comprensión de la oralidad entendida en sus valores y caracteristicas, y entendida como insustituible; entendida desde la propia oralidad y no desde el centrismo de la escritura y la literatura unas veces y del teatro otras (la oralidad narradora artística no pertenece al teatro y ni siquiera a las artes escénicas, y además como sabemos el cuentero comunitario o de la tribu es históricamente anterior al actor), entendida desde las ciencias de la comunicación de masas, entre más.

”Y lo único que realmente podrá proteger a la fuente es también que la sociedad avance en la formación de los narradores orales artísticos escénicos contemporáneos incorporando lo mejor de todo lo anterior, pero a la vez superando del todo los errores de una corriente como la escandinava (que mucho aportó y en mucho se equivocó). Y que los contadores de cuentos orales escénicos de hoy sepan que la oralidad artística no necesita (ni siquiera con los niños de tres años al contarles, y lo dijo Dora Pastoriza) ni del teatro ni de la integración de las artes para ser. Y que si lo que se hace en realidad no es oralidad sino cuento teatralizado, debe asumirse. Y si lo que se hace es integración de las artes (que todo eso puede estar muy bien o no, dependerá) se debe tener la lucidez y la honestidad de asumirlo explícitamente. Hay pocas cosas tan antiguas en el tiempo como la integración de las artes que ahora se pretende presentar como novedosa en los marcos del contar. Lo único novedoso en la oralidad narradora artística en sí hoy por hoy es la experimentación desde, dentro, de la propia oralidad, una realizada a partir del dominio de la ortodoxia e incorporando al experimentar, al irse a lo insólito, a lo modular, posibilidades y estructuras poco exploradas de la propia oralidad o de otras artes y disciplinas (siempre, si lo que se desea hacer es oralidad, sin que la oralidad al experimentar deje de serlo).
(…)
”No puedo tomarme todo el tiempo este trabajo (escribir esta carta) de persona a persona. Digo estas cosas colectivamente en mis clases, en mis libros, a la prensa, pero la he leído a usted y me ha conmovido y la he respetado.” (A pesar de los errores teóricos que cometo, aclaro yo.)
(…)
La amistad es agua iluminada. Contar oralmente es compartir la confianza. Contar es reinventar la oralidad de los sueños y de las verdades.”

¡Gracias, Francisco!


Dicen acerca de este escritor, hombre de la escena, investigador teatral, dramaturgo y comunicólogo singular:

“Francisco Garzón Céspedes (…) posee el secreto de Scherezade.” (1994) Lorenzo López Sancho, crítico. Diario ABC, España.

“Francisco Garzón Céspedes ha reinventado la narración oral para los escenarios (…). Cubano polifacético, además de desarrollar esta faceta, escribe sus propios cuentos. Su Cátedra [Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE)] ha colaborado con infinidad de instituciones españolas e iberoamericanas, que van desde organismos del Estado hasta universidades y organizaciones culturales.” (1995). Jesús Ruiz Mantilla, escritor, crítico. Diario El País, España.

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