Fragmentos de una entrevista a la escritora Nicole Krauss realizada por
Marina Mariasch.
(…)
—¿Qué es aquello que encuentra en
textos de otros que los hace interesantes? ¿La dinámica, lo sorpresivo, aquello
que hace a la literatura en el texto?
—Para mí, lo que hace interesante a la buena literatura son muchas cosas,
pero lo primero que me viene a la mente es la idea de que, en algún sentido,
uno puede reconocerse a sí mismo, no quién es exactamente, pero sí la esencia
de quién es, y eso, al mismo tiempo, nos da un sentido de revelación, una
suerte de reconocimiento de la realidad. Poder leer una frase en un párrafo de
un libro y sentir "Dios, esto es exactamente lo que yo siento".
Siempre sentí eso, no sé, es como sentir, por ejemplo, estar caminando por una
calle oscura en la noche, y ver una luz en una ventana. Uno está solo y
desearía estar adentro. Y, al mismo tiempo, el libro nos brinda una increíble
revelación. Para mí es una extraña combinación.
—¿Entonces encuentra ese efecto más
bien en el nivel del sentido que en el de la forma?
—Bueno, podría pensar sobre esto durante horas, y por supuesto que nunca es
una sola cosa. El sentido y la forma están, ambos, siempre, al servicio de su
literatura, de sus metas. La buena escritura, o la bella escritura, no aportan
realmente nada, no valen en sí mismas. Uno puede decir "qué lindo, qué
adorable", pero no suma finalmente nada excepto que esté trabajando al
servicio de algo más grande, en pos de una idea mucho más ambiciosa. La buena
literatura es diferente en cada caso, es una exploración sobre la humanidad.
Para mí, se trata de llegar a lugares a los que es muy difícil llegar, para mí
misma, y supongo que finalmente también para los lectores, y no siempre los libros
nos llevan a los lugares que usualmente queremos y, al mismo tiempo, nos
desesperamos por llegar ahí. Necesitamos, sí, buen lenguaje, formas
interesantes, originalidad y todo ese tipo de cosas, pero hay más herramientas
para ayudarnos a hacer esta idea más grande.
—Lo que dice suena de alguna manera
cercano al psicoanálisis: lleva a lugares adonde uno no quiere llegar pero tal
vez necesite alcanzar.
—Sí, lo sé, podría disfrutar más las sesiones de terapia. Adoro leer un
buen libro, una buena historia. No es medicinal, quiero decir, no en el sentido
de la terapia. A nadie le gusta tener que curarse a uno mismo, o pensar en que
tiene problemas. Creo que leer es un increíble medio para curarse a uno mismo.
Leyendo una buena historia que te entretiene, donde te perdés en los
personajes, te vas de viaje, te reís, llorás, todo al mismo tiempo y, en otros
niveles más profundos, si se trata de un muy buen libro, hasta genera
renovaciones en tu persona, en quién sos, en abrir puertas que no han sido
abiertas por años, o décadas, o desde siempre. Puede ser revelador, pero no es
tan doloroso porque no estás siempre consciente.
—¿Entonces piensa que la literatura,
en línea con Boecio, puede brindar cierto consuelo?
—Yo creo que la literatura puede ser curativa. Bueno, tal vez finalmente no
cura, tal vez sea una ilusión. Quisiera no creer en que lo sea, pero creo que
permite sentir que uno está conectado con otras personas. Pienso que en nuestro
mundo, siempre, pero especialmente hoy, hay una gran soledad, un enorme sentimiento
de no saber cómo conectarse o conocer a otra gente, de estar algo perdido.
Leyendo se genera una profunda relación e intimidad con el escritor y con los
personajes y sus vidas, y eso es una suerte de cura. No digo que uno siempre se
sienta mejor al finalizar un libro, pero siempre pienso que uno aprende acerca
de la empatía, de la compasión, de cómo ser con otras personas. Y es extraño,
porque en general uno está solo cuando lee.
Fuente: Clarin.com, 30 de junio de 2010.
Si mi trabajo te resultó útil y de valor, comprá alguno
de mis libros para regalar o para regalarte. Tu contribución y apoyo ayudarán a
mantener los servicios de calidad de este blog. Consultá “Mis libros”. Gracias.
G.V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario