OBSESIONADO POR LAS OBSESIONES
El uso de lugares comunes en la crítica actual
Por Jorge Aulicino
(...) “El domingo pasado no pude seguir la lectura de un periódico porque me juré hace mucho que dejaría de leer cualquier publicación periódica –al menos ese número- si encontraba en ella la palabra “obsesiones”, referida a los escritos de un escritor o a los estilos de cualquier artista –o a sus figuras- y a sus temas.
No tengo archivos suficientes para rastrear el origen de un término como ése. Para mí, se remonta a los sesenta, cuando publicaciones periódicas como Primera Plana y Confirmado se dieron irónicamente a rebautizar las cosas. O a bautizarlas, también de modo irónico. Así, si un escritor o un político decían desatinos sobre la filosofía, por ejemplo, se usaba la palabra “incursionó”, cuyo sentido literal es realizar una expedición punitiva. Se decía que un ministro había sido defenestrado (arrojado por la ventana) por decir que se le había pedido la renuncia. Y del mismo modo se decía que un artista tenía “obsesiones”, y no temas. Algunas de estas palabras se hicieron funcionales, perdieron el aura irónica. Defenestrar, por ejemplo. Pero el plural de obsesión adquirió patente de tilingo, para mi gusto.”
Fragmentos de “Obsesionado por las obsesiones”, en la columna “Palabras cruzadas” de Jorge Aulicino, publicada en la revista Ñ del 15/08/09, pág. 3.
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